Muhammad Ali-George Foreman: 50 años de la épica pelea en la selva
2024-10-30
Autor: María
En la jungla cabe una multitud de historias, donde conviven héroes y villanos, promotores y dictadores, creando un ambiente único. Esa fue la atmósfera de Kinshasa, Zaire, el 30 de octubre de 1974, sede de lo que fue catalogado como el mayor evento deportivo del siglo XX: 'La pelea en la selva', donde se enfrentaron Muhammad Ali y George Foreman. Este año se cumple 50 años de ese enfrentamiento que quedó grabado en la historia.
En los años 70, el boxeo convertía a millones de personas en fervientes seguidores, todo por el espectáculo que ofrecían dos hombres con guantes, y esta pelea no fue la excepción. El choque no tuvo lugar en un escenario tradicional como el Madison Square Garden, sino en un remoto rincón del mundo, donde el dinero y los intereses se entrelazaban de formas sorprendentes.
Muhammad Ali, conocido por su carisma y su poder de convencimiento, había trascendido el deporte. En 1967, se rehusó a ir a la guerra de Vietnam, un acto que lo llevó a la cárcel y al ostracismo en el mundo del boxeo durante años, antes de que la Corte Suprema le diera la razón. Por otro lado, George Foreman, un hombre rudo de 25 años, poseía una racha imbatible de 40 victorias, gracias a un estilo de pelea que intimidaba a sus oponentes.
La idea de realizar este combate en África nació de la mente ingeniosa del promotor Don King, quien vio una oportunidad de oro. King, que ya había tenido problemas legales en el pasado, apostó por reunir a estos dos titanes en un escenario inusual. Mientras Foreman pedía que se mantuviera el acuerdo en secreto por problemas personales, Ali estaba ansioso por llevar su mensaje al continente africano. La pelea era, más que un enfrentamiento deportivo, un evento de proyección internacional que tenía mucho más que perder y ganar.
El dictador Mobutu Sese Seko, quien había cambiado el nombre de su país y aplicaba su propia versión de ‘mobutismo’, vio la posibilidad de usar este evento para limpiar su imagen y fortalecer su poder en un momento en que su dirección del país era cuestionada. En ese contexto, Zaire se convirtió en la sede ideal para el combate, aunque el país estaba marcado por la corrupción y las violaciones de derechos humanos.
Precedido por un festival musical donde se presentó James Brown, el evento pareció fluir naturalmente hacia la violencia y la emoción. Sin embargo, un accidente durante un entrenamiento casi frustra la pelea cuando Foreman se lastimó la ceja. Tras un aplazamiento, finalmente, la atención del mundo se centró en Kinshasa, donde los dos boxeadores se preparaban para lo que sería un enfrentamiento legendario.
La noche del 30 de octubre, bajo un cielo estrellado, Ali y Foreman se presentaron en el estadio, listos para desatar la adrenalina de millones de espectadores alrededor del mundo. Ali comenzó realizando su conocida táctica de provocación psicológica, burlándose de Foreman, quien llegó no solo con ira, sino con la determinación de conservar su título. El primer asalto comenzó y Ali lanzó su primera combinación de golpes, sorprendiendo al público y a Foreman.
La pelea avanzaba, y en un giro inesperado, Ali utilizó su famosa técnica ‘rope-a-dope’, permaneciendo en las cuerdas y dejando que Foreman desahogara su ira a costa de su resistencia. Muchos pensaron que esto sería su perdición, pero Ali sabía lo que hacía. En el sexto asalto comenzó la verdadera estrategia, haciendo que Foreman se agotara, mientras él absorbía los golpes, listo para el ataque decisivo.
El octavo asalto fue monumental. Con un Foreman cansado y confiado, Ali aprovechó un descuido y lanzó una serie de golpes que derribaron a Foreman, quien cayó como un gigante. La escena quedó inmortalizada en la historia del boxeo, y lo que muchos consideraron un evento imposible se convirtió en la prueba definitiva de que Ali era, sin duda, el más grande.
La victoria de Ali no solo fue un hito deportivo, sino un símbolo de resistencia y un llamado a la esperanza en tiempos tumultuosos. Desde entonces, muchos libros y documentales, como el premiado 'When We Were Kings', han explorado este evento monumental.
Con 93 años, Don King sigue siendo una figura controvertida, mientras que Foreman se reinventó como predicador y regresó al cuadrilátero para convertirse en campeón nuevamente. La pelea en Kinshasa dejó huellas indestructibles, gestando reflexiones sobre el espíritu humano, el deporte y la lucha por la justicia. En este 50 aniversario, el eco de 'Ali, bumaye' resuena aún como un grito de victoria y libertad.