En un giro inesperado, la nueva película 'Marco' no solo retrata la vida de Enric Marco, un impostor que se hizo pasar por sobreviviente de un campo de concentración nazi, sino que también nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la verdad y la mentira. La historia, adaptada del libro 'El impostor' de Javier Cercas, nos presenta a un personaje que, durante años, buscó el reconocimiento y la admiración de los demás a través de un elaborado entramado de mentiras.

La película cuenta con una secuencia hilarante donde se ve a Javier Cercas en una entrevista, recordándonos que la real historia que narra es tan sorprendente como trágica. Marco llegó a convertirse en presidente de la asociación Amical de Mauthausen, utilizando su supuesta experiencia en uno de los episodios más oscuros de la historia europea para ganar notoriedad. Lo inquietante de su relato es que nunca estuvo en un campo de concentración; su única experiencia relacionada fue un breve intercambio laboral en la Alemania nazi.

Las motivaciones detrás de su cinismo son desconcertantes. En una escena particularmente grotesca, se pregunta, con una sonrisa irónica, si existe alguien que no haya mentido en su vida. Esta reflexión nos hace cuestionar la naturaleza del engaño humano: ¿es la búsqueda de la validación lo que impulsa a algunos a elaborar relatos tan horrendos?

La película, dirigida por el talento del trío Garaño, Arregi y Goenaga, se reinventa en cada obra, logrando un equilibro perfecto entre sensibilidad y provocación. Si bien anteriores trabajos como 'Loreak' y 'La trinchera infinita' nos dejaron impactados, 'Marco' aborda la mentira con una mezcla de asombro y risas a través de sus absurdas mentiras y justificaciones.

Es imposible no sentir una mezcla de estupefacción y revelación ante Eduardo Fernández, quien ofrece una actuación memorable al dar vida a Marco. Su interpretación se sostiene en variantes de voz y gestos que capturan la esencia de un personaje atrapado en su propia farsa. Cada matiz de su actuación destaca, desde los momentos de autocompasión hasta los de delirante arrogancia.

A pesar de su condición como estafador, Marco sonríe y niega su propia realidad, lo que plantea la pregunta: ¿hasta qué punto puede un individuo vivir en la mentira sin enfrentarse a las consecuencias de sus acciones? Viva hasta los 102 años, lo que sugiere que su caída en desgracia pudo haber sido más tolerable de lo que uno imagina.

En conclusión, 'Marco' no es solo una exploración de la vida de un impostor; es un estudio de los límites de la mentira y la búsqueda incesante de validación. Eduard Fernández, con su actuación cautivadora, logra que el público contemple los sombríos matices del ser humano. La película queda grabada en la memoria, no solo por su trama intrigante, sino por sus profundas reflexiones sobre el engaño y la verdad.