
Manolo Padilla: "Sin caja y bombo, el Carnaval no suena igual"
2025-04-27
Autor: David
Reviviendo el Carnaval junto a Manolo Padilla
Una figura emblemática de la música carnavalera, Manolo Padilla, ha dejado su huella en el Carnaval de Cádiz. Muchos podrían pensar que su carrera comenzó en las chirigotas callejeras, pero su pasión por el carnaval se remonta a los años 70 como comparsista. Su voz, descrita como "aguardentosa y aterciopelada", ha acompañado innumerables momentos memorables en el Gran Teatro Falla.
Los inicios de un Carnavalista
Desde niño, Padilla tenía un profundo amor por los carnavales. Creció en la calle Soledad, donde disfrutaba jugando y cantando coplas con sus amigos. Recuerda vívidamente seguir a las chirigotas en pasacalles, como aquella en la que iba detrás de "Los locomotoro" de Córdoba.
La influencia de su barrio y su padre
En su barrio residía también José Montes de Oca, un director de coros que entretenía a los vecinos con su carroza. Además, el padre de Manolo, un cristalero que trabajaba ocasionalmente en el Falla, le permitió experimentar desde joven el Concurso de Agrupaciones, alimentando así su afición.
Un cambio de aires en el Carnaval
Manolo recuerda cómo, a finales del franquismo, la calidad del Carnaval había disminuido. Sin embargo, el renacer en 1977 trajo consigo una nueva esperanza. Se unió a la comparsa "Los errantes", que alcanzó la final y empezó a despuntar en la escena carnavalera.
Brindando por la libertad con el Carnaval
Los aires de libertad post-franquismo fueron palpables en sus ensayos. En 1976, su grupo empezó a organizarse para reivindicar el Carnaval en febrero, alentando a la población a unírseles en sus peticiones.
Un imán para el éxito: "Los cruzados mágicos"
Uno de sus mayores éxitos llegó con "Los cruzados mágicos", una chirigota que revitalizó la tradición. Padilla disfrutó enormemente de la experiencia, llevando el Carnaval a todos los rincones de la ciudad y rompiendo moldes.
La búsqueda del verdadero Carnaval
Aunque Padilla tuvo éxito en el mundo de las chirigotas, se mantuvo firme en su deseo de disfrutar del Carnaval sin ataduras comerciales. Se negó a aceptar contratos, priorizando la esencia de la celebración frente a los beneficios económicos.
De las risas a la política
A medida que avanzaba su carrera, Padilla se involucró en eventos políticos, actuando para celebrar la llegada de la democracia. Las representaciones carnavalera fueron parte del movimiento social, aportando contenido y reflexión a las fiestas.
Un legado en el Carnaval que perdura
Después de décadas en el escenario, Manolo no solo ha sido un intérprete, sino un promotor de la cultura del Carnaval. A sus 65 años, reconoce que el espíritu del carnaval ha cambiado, más gente canta pero menos escucha. Sin embargo, sigue viva la llama del Carnaval, y junto a su hijo, ha comenzado una nueva etapa.
El deseo de seguir explorando
Aunque Padilla se muestra incierto sobre su futuro en el Carnaval, confiesa que le gustaría probar suerte en un coro, la única modalidad que le queda por explorar. Su historia y su amor por la música continúan guiando su camino en esta tradición tan única.