La historia de José María Quevedo García, conocido como 'Mami', no solo está marcada por su larga carrera en el fútbol, sino también por la conflictiva relación con Jesúas Gil, ex presidente del Atlético de Madrid. En una conversación íntima, que parecía más una sesión de terapia que una entrevista, Quevedo recordó cómo su apodo, heredado de su hermano mayor, le acompañó durante sus 15 años de carrera profesional y sus 432 partidos disputados en diferentes clubes, siendo el Cádiz su hogar más querido.

A medida que se desarrollaba la charla, Mami reveló las experiencias que lo marcaron no solo en lo deportivo, sino también en lo personal. A pesar de los problemas físicos que ha acumulado por los años en el campo, dice estar activo en sus rutinas diarias. Sin embargo, sus sueños recurrentes de volver a los terrenos de juego lo llevan a reflexionar sobre el tiempo que ha pasado: "A veces me despierto con esa ansiedad y me digo a mí mismo: ¿Cómo voy a jugar si tengo 55 años?".

La aventura de Mami en el fútbol incluye anécdotas fascinantes, como su llegada a China a entrenar. Su trayecto estuvo lleno de desafíos, pero también de aprendizajes. Su tiempo en el Atlético de Madrid fue especialmente doloroso. Según él, la falta de comunicación clara por parte de Jesúas Gil fue lo que más le dolió. Recuerda con amargura cómo el presidente le lanzó comentarios hirientes a través de los medios, algo que considera inaceptable. Sin embargo, el tiempo ha curado algunas heridas, y recuerda cómo, años después, Gil se acercó a él pidiendo disculpas por la forma en que actuó en el pasado.

"Sí, me dolió lo que dijo sobre mí, pero nunca he guardado rencor", confesó Quevedo. Se sorprendió al recordar cómo Jesúas Gil se disculpó, admitiendo que se había equivocado con él, incluso recordando la amistad de Quevedo con una de sus cercanas, Cristina Tárrega.

Mientras reflexionaba sobre su carrera, Mami no pudo evitar comparar sus vivencias con las de otros jugadores que ha conocido a lo largo de su carrera. Hizo especial énfasis en la figura de Jorge, un compañero de equipo de El Salvador, a quien admiraba no solo por su talento sino también por su fortaleza personal y resiliencia. A través de sus historias, Quevedo ofreció una ventana hacia la cruda realidad de muchos futbolistas que, a pesar de sus éxitos en el campo, enfrentan desafíos personales y profesionales.

Mami también habló sobre los altibajos en su carrera: "Pasé por momentos difíciles, como en el Valladolid con Kresic, quien pensó que queríamos que se fuera. Fueron malentendidos que pueden arruinar una carrera". Resalta además la importancia de tener buenos líderes en el equipo, tales como Rafa Benítez, quien le dio la oportunidad de rehabilitarse y volver a brillar en el campo.

Con una conexión apasionada a su equipo, el Cádiz, y un rencor amoldado por los años hacia el Atlético, Quevedo acaba su relato expresando su deseo de volver a estar en el fútbol, pero desde otro rol. "Quiero tener una oportunidad como entrenador. Sé que tengo mucho que aportar, pero es complicado entrar en esa rueda". Su historia es un recordatorio de que, aunque el fútbol puede ser un mundo de fama y gloria, también está lleno de duras realidades y emociones profundas.