¡Los Terribles "Buques Fantasma" Rusos: ¿Qué Amenazas Ocultan en Alta Mar?
2024-12-24
Autor: Ana
La flota de cargueros comerciales y petroleros de Rusia atraviesa una alarmante crisis de mantenimiento, con estructuras envejecidas que ponen en peligro no solo a la tripulación, sino también a los ecosistemas marinos. Este mismo martes, el carguero ruso Ursa Major se hundió inesperadamente entre España y Argelia tras una explosión en su sala de máquinas. De los 16 tripulantes a bordo, 14 fueron rescatados y, lamentablemente, dos permanecen desaparecidos.
Tras las sanciones internacionales impuestas a raíz de la invasión de Ucrania, Rusia ha tenido que recurrir a lo que se ha denominado una "flota fantasma", que está compuesta por buques antiguos y, en muchos casos, sin seguros válidos. Esta flota ha visto un crecimiento asombroso en sus entregas de petróleo, llegando a 4,1 millones de barriles diarios, lo que ha generado preocupación en la comunidad internacional.
Muchos de estos barcos tienen décadas de antigüedad y no cumplen con los estándares internacionales de seguridad marítima, elevando significativamente la probabilidad de accidentes. Uno de los incidentes más graves ocurrió en el estrecho de Kerch, donde varios petroleros se hundieron, causando desastres ecológicos de gran magnitud. Estos buques transportan productos peligrosos como petróleo y productos químicos bajo condiciones deficientes, representando una seria amenaza para mares vulnerables como el Mediterráneo y el Ártico.
La mayoría de estos barcos operan sin seguros reconocidos, complicando las reclamaciones en caso de accidentes. Además, se sospecha que algunos están implicados en actividades ilícitas, como el transporte de mercancías sancionadas y suministros destinados a conflictos armados. Por si fuera poco, muchos de estos barcos evaden sistemas de seguimiento como el AIS (Sistema de Identificación Automática), lo que dificulta su localización y aumenta el riesgo de colisiones.
Este engañoso sistema ha permitido a Rusia eludir restricciones internacionales, pero ha incrementado los riesgos ambientales y de seguridad. Recientemente, dos petroleros rusos, el Volgoneft 212 y el Volgoneft 239, naufragaron en el mar Negro, provocando un derrame de miles de toneladas de fuel. Este desastre ecológico ha dejado a más de 200.000 toneladas de suelo costero potencialmente contaminadas, lo que ha despertado la alarma entre los ecologistas.
Además, en noviembre de 2023, el buque de carga ruso Sevastopol se hundió en el mar de Japón debido a tormentas intensas, llevando maquinaria pesada a su fondo, y dejando a dos de sus 12 tripulantes desaparecidos. Desde un incidente previo en julio de 2019, cuando un incendio abordo del submarino nuclear ruso Losharik en el mar de Barents acabó con la vida de 14 marineros, la preocupación sobre la seguridad marítima de Rusia ha crecido notablemente.
En respuesta a esta creciente amenaza, la Unión Europea ha intensificado sus sanciones contra la flota fantasma rusa que no solo transporta petróleo, sino también gas ruso y grano ucraniano robado. Las medidas apuntan a debilitar el apoyo internacional hacia Rusia y a limitar la transferencia de tecnología y recursos que benefician su estructura bélica.
A pesar de las sanciones, Rusia ha invertido más de 10.000 millones de dólares en esta flota desde 2022, lo que sugiere que está adaptándose a las restricciones internacionales. Sin embargo, la falta de mantenimiento y la obsolescencia de estos buques representan un riesgo ambiental significativo, y la comunidad internacional sigue vigilante ante esta creciente amenaza en alta mar.