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Los que lucran con la tragedia: "Me han cobrado 5 euros por un botellín de agua de medio litro"

2024-11-01

Autor: Marta

Las tragedias revelan tanto lo mejor como lo peor de la humanidad. Este viernes, día festivo de Todos los Santos, un mar de personas se desplazó hacia las pedanías y localidades del sur de Valencia para ofrecer su ayuda a las víctimas de la reciente DANA, que sigue dejando un rastro de destrucción y dolor a tres días de su impacto. Muchos acudieron sin esperar nada a cambio, motivados por un profundo sentido de solidaridad.

Sin embargo, con la tragedia también han surgido aquellos que ven en la desgracia una oportunidad de negocio. En pueblos como Calicanto, Picanya, Aldaia y Alfafar, algunos comerciantes han estado inflando sus precios en un momento de extrema necesidad, vendiendo el recurso más esencial de todos: el agua potable.

Las urbanizaciones en Calicanto han sido particularmente afectadas, con sus residentes aislados y sin acceso a agua, luz o gas. Los más afortunados han recurrido a cocinar con carbón de barbacoas y al uso de agua fría de piscinas para asearse. Sin embargo, el agua potable escasea cada vez más. Una familia tuvo que recorrer más de una hora para conseguir un botellín de medio litro, y lo mejor de todo es que el precio alcanzó los 5 euros. "Es inaceptable", expresa Manuel, el padre de cuatro hijos.

Cristina, vecina de Aldaia con un bebé, vivió una experiencia similar. "Me querían cobrar 8 euros por un pack de agua", lamenta, añadiendo que la situación es vergonzosa y cruel. "Deberíamos unirnos y ayudarnos mutuamente en estos momentos difíciles", afirma. Ella, junto a su pareja y bebé, encontró el último paquete de agua en un pequeño comercio, tomando conciencia de la deshumanización que sienten los dueños de esos establecimientos.

La penuria se hace evidente en otras localidades cuyas tiendas están vacías o desabastecidas, mientras que los vehículos de reparto, en su mayoría, no pueden acceder debido a los estragos de la tormenta. Un gerente de un conocido supermercado reveló que mientras algunos camiones cargados de productos frescos no podían llegar, otros con agua potable sí lo hacían, pero esta desaparecía rápidamente de los estantes. "Espero que sea para ayudar a los afectados, pero temo que se estén acaparando innecesariamente", afirmó.

La solidaridad familiar y comunitaria ha sido crucial para muchos. Cristina, afortunadamente, pudo conseguir una garrafa de 8 litros gracias a su prima. "Imagínate la necesidad que había, la gente no podía dejar de preguntar dónde había conseguido el agua", cuenta.

En Picanya, los residentes también enfrentan precios exorbitantes por agua y alimentos. Rosa, madre de dos adolescentes, salió a la búsqueda de asistencia a primera hora de la mañana y se encontró con la dura realidad de una comunidad que intenta recuperarse. "El agua es lo prioritario", afirma, describiendo cómo las inundaciones han devastado muchas casas.

En Benetúser, otro de los lugares golpeados por las lluvias, algunos comercios han comenzado a vender agua embotellada a precios desorbitados. "Mucha gente se fue sin comprar, pero otros no tuvieron opción y tuvieron que pagar", relata un vecino indignado.

La situación en varias localidades es crítica, con personas forzando las puertas de los locales en busca de agua. En el polígono industrial de Benetúser, familias y ancianos rebuscaban en los supermercados saqueados, poniendo de relieve el drama humano que se desarrolla en medio de este desastre. Es un recordatorio de que, en tiempos de crisis, lo peor de la naturaleza humana puede salir a la luz.