Los hijos de los presos políticos de la dictadura portuguesa traen su historia a escena
2025-01-25
Autor: Carmen
Manuela Labaredas Canais Rocha recuerda el día en que se enteró del arresto de su madre, Rosalinda Labaredas, el 20 de agosto de 1968. "Digan en Couso que han detenido a Rosalinda Labaredas y a sus dos hijas", fue su grito desesperado, un momento que marcó el inicio de su vida sin referencia. "Mi madre era Máe, mi padre era Pãe y mi hermana era Irmã", rememora con nostalgia en una fría tarde de invierno de 2025 en Lisboa, en el emblemático Martinho da Arcada, un restaurante frecuentado por grandes intelectuales.
Rosalinda y Francisco Canais Rocha, sus padres, eran militantes comunistas que, tras conocer en la extinta URSS, se embarcaron en una vida clandestina durante la larga dictadura portuguesa. Al quedar embarazada de Manuela, Rosalinda regresó a Portugal y tuvo a su hija en un lugar no identificado cerca de Oporto, enfrentándose a un riesgo constante marcado por las estrictas reglas del partido.
A los seis años, Manuela vivía situaciones extremas: fue testigo de una vida de mudanzas y privaciones, pero siempre encontró felicidad en la presencia de su madre. Las hijas de Rosalinda experimentaron el aislamiento y el dolor de vivir con su madre en la cárcel durante diez días en 1968, episodio que las protegió de la tortura física, pero que expuso a Manuela a una herida psicológica importante: el hambre. Eventualmente, fueron entregadas a sus abuelos en Couso, donde se sintieron diferentes y solas, incomprendidas por sus compañeras de la infancia.
La vida de Manuela dio un giro significativo en 1972, cuando empezó a asistir a un campamento de verano dedicado a hijos de presos políticos, una experiencia que describió como “un oasis” en medio de una infancia marcada por el sufrimiento y la incertidumbre. Este recuerdo le fue relatado a la periodista Joana Pereira Bastos, quien luego inspiró al cineasta y dramaturgo Marco Martins a explorar esta historia y llevarla al teatro.
Así, Manuela se convirtió en protagonista de la obra “A Colónia”, donde a través de su testimonio, compartió su experiencia. La representación ha tenido un gran impacto en Lisboa y Oporto, promoviendo una reflexión profunda sobre la lucha por la libertad y la memoria de aquellos tiempos oscuros que marcaron a toda una generación.
Martins, conocido por trabajar con actores no profesionales en sus obras, utiliza el teatro como una plataforma para explorar y discutir temas sociales y políticos. Su estilo vanguardista invita al público a cuestionar el presente en un diálogo constante con el pasado. Con su obra, busca no solo recordar, sino también estimular cambios en la percepción colectiva.
Una de las frases más impactantes de la obra es la de Francisco Canais Rocha, quien cuestiona: "Si quienes no luchan por la libertad tienen derecho a tener hijos, ¿por qué yo, que lucho, no puedo tenerlos?" Esta pregunta resuena en la mente del público y provoca reacciones emocionadas.
A través de esta narrativa, Martins también busca desentrañar la historia que muchos prefieren olvidar, la de los "olvidados de la revolución", aquellas personas cuyas vidas fueron fracturadas por un estado fascista. La obra no solo es un testimonio, sino una invitación a reflexionar sobre las cicatrices del pasado y cómo estas continúan influyendo en nuestra sociedad actual.
En un esfuerzo por ofrecer una visión completa, Martins invitó a dos historiadores muy respetados, Domingos Abrantes y Conceição Matos, quienes compartieron su conocimiento sobre la lucha antifascista y las experiencias de la clandestinidad, reforzando así el mensaje de la obra. A través de relatos, documentos y canciones de resistencia, se construye una memoria vital para comprender los retos actuales y para nunca olvidar la importancia de la lucha por la libertad en todas sus formas.