En España, el interés de fondos de inversión por las residencias de estudiantes ha alcanzado niveles sin precedentes, con inversiones que superan los 3.000 millones de euros. Empresas como Ardian, Rockfield y Azora, respaldadas por capital de instituciones como CBRE IM y un fondo de Singapur, están impulsando un sector que ya cuenta con 111.000 plazas en el mercado nacional.

La demanda de alojamiento para estudiantes ha crecido drásticamente, especialmente en ciudades universitarias donde la oferta de viviendas se ha quedado corta frente a la creciente matriculación de estudiantes, tanto nacionales como internacionales. Este auge ha llamado la atención de grandes inversores, quienes ven en este nicho una oportunidad lucrativa.

Sin embargo, surge la pregunta: ¿Estamos asistiendo al nacimiento de una nueva burbuja inmobiliaria? A medida que más capital entra en el sector, se teme que los precios de los alquileres se disparen, haciendo que el alojamiento accesible se vuelva cada vez más raro. Las residencias de estudiantes, que en el pasado eran objeto de escaso interés, se están convirtiendo en el próximo gran lugar para invertir, mientras que la preocupación por la accesibilidad a la vivienda para los jóvenes crece cada día más.

Este fenómeno no es exclusivo de España; otras ciudades europeas también experimentan un boom similar en el sector de residencias estudiantiles, lo que podría llevar a una saturación del mercado. La combinación de un aumento en la demanda y una oferta que no se adapta rápidamente podría resultar en un ajuste de precios significativo en un futuro cercano. ¿Aprovecharán los inversores la oleada, o enfrentarán las consecuencias de una burbuja que ya comienza a inflarse? Las respuestas son inciertas, pero lo que es claro es que la transformación del sector de las residencias de estudiantes está en marcha.