Las recientes vacaciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la estación de esquí de Cerler, han desencadenado una ola de protestas y polémicas en este pequeño pueblo aragonés de apenas 400 habitantes. Desde su llegada, los videos que capturan el descontento de algunos esquiadores han circulado rápidamente por las redes sociales, en los que se le escucha ser insultado con gritos de 'rata', 'traidor' y otros epítetos que surgieron en un ambiente de creciente tensión.

Los esquiadores han criticado furiosamente su ausencia en Valencia, donde se espera que apoyara a las víctimas de la reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), en vez de disfrutar de unos días en la nieve. Las imágenes muestran a Sánchez deslizándose por las exigentes pistas, incluso bajando con su tabla de snowboard bajo el brazo, mientras es abucheado por algunos presentes.

El despliegue de seguridad a su alrededor ha sido otro punto de discordia. Cientos de coches de seguridad han bloqueado las calles y han alterado la rutina de los residentes, quienes desean disfrutar de unas navidades tranquilas. Entre ellos, Amaya, una vecina del pueblo, comenta que la misma preocupación no se refiere tanto al presidente, sino más bien a cómo su llegada ha interrumpido el ambiente festivo que caracteriza esta época del año.

Sánchez y su esposa llegaron a Cerler el 25 de diciembre y abandonaron el lugar alrededor de las 11:00 horas de ayer. Su estadía en el Hotel Casa Cornel, donde se ha incrementado la seguridad, ha generado críticas adicionales, especialmente por el cierre temporal de una entrada adyacente que los propietarios del hotel han restringido por razones de seguridad. La dirección del hotel argumenta que ese acceso es parte de la propiedad privada y que medidas extraordinarias eran necesarias.

Los conflictos no se detienen ahí. Los vecinos han expresado su frustración al tener que hacer largas colas en las pistas de esquí, atribuidas al 'séquito' que acompaña al presidente. Javier, el director de Casa Cornel, se ha apresurado a desmentir los rumores de que el hotel haya sido reservado exclusivamente para el presidente, alegando que había otras habitaciones ocupadas por clientes que ya habían hecho sus reservaciones.

La situación ha llevado a que muchos en el pueblo se sientan incómodos y hasta resentidos por la atención mediática que ha traído la visita. A pesar de esto, algunos empresarios turísticos de Benasque han recibido la noticia de manera más positiva, esperanzados en que la atención atraiga a más visitantes a la zona. La estación de esquí, que rebosa actividad en esta época del año, espera que la notoriedad se traduzca en más turismo en el futuro.

En cuanto a los insultos y abucheos que ha recibido el presidente, el director del hotel ha preferido mantener distancia, aunque fuentes municipales reconocen que este es un aspecto difícil de ignorar dentro de la polémica visita. La comunidad continúa debatiendo las implicaciones de la presencia de un líder político en su pequeño rincón de mundo y cómo esto ha impactado su cotidianeidad, en unas fiestas que deberían ser solo de alegría.