Siempre hemos dado por sentado que cada día dura 24 horas, pero recientes descubrimientos sugieren que esto podría estar cambiando. Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich en Suiza han revelado que el núcleo de la Tierra, un misterioso lugar lleno de hierro fundido, podría estar detrás de esta alteración en nuestro ciclo diario.

La Tierra gira a una asombrosa velocidad de 107,000 kilómetros por hora mientras orbita alrededor del Sol. Sin embargo, esta rotación no es uniforme, ya que factores como la gravedad de la Luna y los cambios en el globo de agua y hielo del planeta afectan el tiempo que dura un día. Sorprendentemente, se ha descubierto que los días están fluctúan en su duración por alrededor de 1.72 milisegundos por siglo. Esto se atribuye al incremento en el movimiento de la corteza terrestre y a la influencia de la Luna.

A lo largo de décadas, los científicos identificaron oscilaciones más notables de entre 2 y 3 milisegundos, relacionadas con movimientos masivos dentro del núcleo líquido de la Tierra. Y hay más: cada mil años, se observan oscilaciones adicionales, sumando entre 3 y 4 milisegundos, cuyo origen aún causa mucha incógnita en la comunidad científica.

Investigaciones recientes han puesto en evidencia que la rotación de la Tierra está estrechamente relacionada con el comportamiento del núcleo. Las técnicas de modelado han avanzado, permitiendo a los científicos descifrar con mayor precisión cómo las variaciones en el hielo y el agua pueden influir en nuestros días.

El equipo suizo utilizó una red neuronal y datos del campo magnético obtenidos de rocas y mediciones modernas para profundizar en su investigación. Resultados previos indicaron que los cambios en el hielo y agua tienen menos efecto sobre el tiempo de rotación de lo previsto, algo que podría tener implicaciones significativas para nuestra comprensión del clima y los desastres naturales en el futuro.

Estudios demuestran que la magnetohidrodinámica del núcleo externo está conectada con estas fluctuaciones en un marco de tiempo milenario, revelando así la complejidad de nuestro planeta. Pero, ¿qué significa esto para nosotros? Si la durabilidad de los días continúa cambiando, podría tener efectos imprevistos en el medio ambiente y causar disrupciones en varios sistemas de vida en la Tierra.

Los investigadores han advertido que determinar estas fluctuaciones es complicado y que es esencial obtener más datos para hacer progresos en este fascinante estudio. “Nuestros hallazgos subrayan la relevancia de la geodinámica interna en las fluctuaciones de duración del día a largo plazo”, declaró el equipo en su publicación en Geophysical Research Letters.

Así que, mientras sigamos contando las horas y disfrutando del ritmo de la vida, una cuestión persiste: ¿podrían los días seguir acortándose? ¡Estén atentos, esto es solo el comienzo de una revolución científica en nuestra percepción del tiempo!