Después de haber pasado años atrapado en la sombría prisión de Belmarsh en Londres, Julian Assange ahora disfruta de la libertad mientras descubre la belleza del sureste de Australia. Esta nueva vida le permite finalmente conectar con sus hijos, Gabriel, de siete años, y Max, de cinco, quienes solo conocieron a su padre tras las rejas.

Su esposa, la abogada españo-sueca Stella Assange, regresó recientemente a Londres mientras Julian asumía la responsabilidad de cuidar a sus hijos, convirtiéndose en un padre soltero por una semana. "Todos sobrevivieron", comentó con humor el hermanastro de Assange, el cineasta Gabriel Shipton, al diario británico The Times.

Se especula que la familia reside en un lugar secreto en la costa de Nueva Gales del Sur, conocida por su amplia gama de paisajes naturales, que incluyen exuberantes granjas y playas tranquilas con impresionantes olas. Este entorno le ofrece a Assange la oportunidad de experimentar las pequeñas maravillas de la vida que le fueron negadas durante su confinamiento.

Desde su liberación a finales de junio, Assange no ha compartido mucho sobre su nueva vida como hombre libre. Cuando salió de la prisión de Belmarsh, abordó un avión de negocios Bombardier con destino a Sídney, realizando una corta escala en Saipán, donde tuvo que aceptar culpabilidad por violaciones a las leyes de espionaje de EE.UU., un requisito que Washington impuso para su liberación.

According to Shipton, Assange se está adaptando lentamente a su vida en libertad después de trece años en condiciones restrictivas. "Come bien, hace ejercicio al aire libre y se toma el tiempo para disfrutar del sol", dijo, enfatizando que está en un proceso de reconstrucción personal y familiar.

Stella Assange, comprometida defensora de los derechos humanos, admitió que vivir juntos por primera vez y adaptarse a su nuevo entorno tiene sus desafíos. A través de su sitio web, escribió sobre la gran alteración que supone la liberación de Julian, mencionando que aún enfrentan decisiones logísticas importantes.

Las palabras de Stella resaltan lo que Assange anhelaba: "Las cosas que parecían inalcanzables ahora son parte de nuestra nueva vida, como nadar en el océano y hacer caminatas en la naturaleza. Finalmente, como familia, tenemos la inmensa alegría de estar juntos y disfrutar del tiempo que nos fue robado".

Una foto reciente de la familia, tomada en una playa que algunos creen es el Parque Nacional de Mimosa Rocks cerca de Bega, ilustra su nueva vida.

Aún hay incertidumbre sobre cómo la familia está manejando sus gastos cotidianos. Se están llevando a cabo esfuerzos para facilitar que Assange obtenga ingresos y alivie lo que Shipton describe como una "situación muy precaria".

Shipton está liderando una campaña para persuadir al gobierno de EE.UU. de que indulte a Assange, lo que no solo permitiría que su situación financiera mejorase, sino que también eliminaría restricciones que limitan sus posibilidades de hablar sobre su experiencia con WikiLeaks. "Los beneficios del crimen están afectando su capacidad para alimentar a su familia y ganarse la vida mediante la venta de una historia”, explicó Shipton.

A finales de este mes, el hermanastro de Assange emprenderá su séptima visita a Washington para seguir presionando por un indulto presidencial, mientras la familia disfruta de su libertad revitalizadora y de la belleza natural de Australia. ¡Una nueva vida llena de esperanza y desafíos emocionantes se despliega ante ellos!