Alejandro Balde recorre el distrito de Sant Martí como si estuviera en casa, ese hogar donde sueña y reflexiona sobre su trayectoria. Mientras graba un fascinante reportaje para Barça One, aparecen en su mente imágenes de su infancia: partidos improvisados en el parque, las apresuradas carreras para no perder el taxi de José Luis y las bollas de su madre mientras acudía a entrenarse a la Ciutat Esportiva Joan Gamper. Su humildad se refleja en sus recuerdos, incluyendo los días en los que vivía en un modesto piso de 60 metros cuadrados junto a sus padres y dos hermanos. Alejandro recuerda esos momentos en los que, en un sofá marrón, le daba toques a un balón mientras su hermano Edi documentaba todo con una cámara. "Siempre fui un niño alegre con muchas ganas de soñar", explica Balde con nostalgia.

El documental de 42 minutos es una auténtica exploración, no solo de su vida, sino de las dificultades que enfrentaron sus padres. Su madre, originaria de Juan Varón en República Dominicana, emigró a España en 1992 buscando un futuro mejor. Su padre, que llegó a Mataró en 1986 desde Guinea Bissau, trabajaba en el campo por un salario modesto y jugaba de central en un equipo local. "Sólo pasaba la pelota, no el jugador", cuentan con orgullo sus hijos.

Balde comenzó su educación en el CEIP Els Porxos, donde a pesar de ser un niño "tímido e introvertido", brillaba en el patio entre sus compañeros. Su maestra recuerda que, aunque no le gustaban las clases, su destreza en matemáticas era notable. Al pasar al Sant Gabriel, empezó a hacer amigos mientras se colaba en otros campos para jugar, siempre con un balón bajo el brazo. El RCD Espanyol se fijó en él y pronto pasó a formar parte de la cantera del Barça, donde los entrenadores ya notaban su talento excepcional.

A medida que progresaba en su carrera, Balde enfrentó numerosos retos, incluyendo una grave lesión durante su etapa de cadete, pero fue en el filial, bajo la tutela de Sergi Barjuan, donde verdaderamente empezó a destacar. Se convirtió rápidamente en un jugador básico para el primer equipo, llamando la atención de su ex mentor Johan Cruyff, quien vio en él un futuro brillante. La premura de su ascenso y los sacrificios realizados por amigos como Saïdou Bah ilustran la realidad de La Masia, donde pocos logran superar la adversidad. Más allá del balón, su historia es un recordatorio de la perseverancia y el valor de aprovechar las oportunidades que se presentan. ¡Descubre cómo Balde está preparado para brillar en el escenario global del fútbol!