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La UE se enfrenta a un nuevo horizonte tras la victoria de Trump, mientras la ultraderecha celebra con entusiasmo

2024-11-06

Autor: Antonio

La victoria de Donald Trump ha sido recibida con desánimo en la Unión Europea, a pesar de que muchos funcionarios ya se habían preparado para este resultado. La entrada de la vicepresidenta Kamala Harris en la carrera presidencial había generado ciertas esperanzas en el continente, donde se temía que el regreso del líder populista a la Casa Blanca reavivara las tensiones de su anterior mandato: guerras comerciales, desorden global y la desintegración de acuerdos multilaterales. Ahora, con los resultados conocidos, los gobiernos europeos proporcionan una tibia felicitación, mientras que la ultraderecha se regocija al ver a uno de los suyos nuevamente al mando de la primera potencia mundial.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, escribió en la red social X (anteriormente Twitter): 'La UE y EE. UU. son más que aliados. Estamos unidos por una verdadera asociación entre nuestros pueblos, que incluye a 800 millones de ciudadanos. Trabajemos juntos en una agenda transatlántica sólida que ofrezca resultados a nuestros ciudadanos'. Sin embargo, su declaración también incluyó una advertencia sobre la importante relación económica entre ambas regiones: 'Millones de empleos y miles de millones en comercio dependen del dinamismo y estabilidad de nuestra relación económica'.

Las expectativas sobre Kamala Harris eran de continuidad en comparación con las políticas de Joe Biden, con quien se habían restablecido vínculos tras cuatro años de complicada relación durante el mandato de Trump. Ahora, hay inquietudes sobre posibles aranceles que podrían imponerse a la UE, lo que afectaría gravemente a las finanzas europeas, así como el futuro del apoyo a Ucrania. Trump ha mostrado una relación distante con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y ha afirmado en el pasado que buscaría terminar con la guerra en la que está inmersa Ucrania, dejando incertidumbre sobre el costo político que esto podría implicar.

El presidente francés, Emmanuel Macron, fue uno de los primeros en reaccionar a la victoria de Trump. En su mensaje, expresó su disposición para colaborar: 'Listo para trabajar juntos, como lo hicimos durante cuatro años. Con respeto y ambición. Por más paz y prosperidad'. También mencionó la importancia de discutir el 'nuevo contexto' ante el que se enfrentarían para construir una Europa más unida y fuerte, incluso mientras cooperen con EE. UU. y defiendan los intereses europeos.

Desde España, el presidente Pedro Sánchez limitó sus comentarios a felicitar a Trump y subrayar la importancia de fortalecer las relaciones bilaterales.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, fue más efusiva al ofrecer sus 'sinceras felicitaciones', afirmando que Italia y EE. UU. son naciones 'hermanas'.

La alegría en los círculos de la ultraderecha europea fue palpable. Viktor Orbán, el primer ministro húngaro, celebró la victoria de Trump como 'una victoria necesaria para el mundo', destacando sus vínculos estrechos con el expresidente. Orbán también se encontró recientemente con Trump durante una cumbre de la OTAN, reforzando su alianza. Además, en un evento que se celebrará en Budapest, se anticipa la llegada de líderes europeos, incluido Zelenski, quien está alarmado ante las posibles repercusiones de la nueva administración de Trump en el conflicto ucraniano.

Orbán compartió su entusiasmo en la red social X: '¡La mayor remontada en la historia política de Estados Unidos! Felicidades al presidente Trump por su enorme victoria. ¡Una victoria muy necesaria para el mundo!'. La victoria del republicano también coincide con la complicada situación que atraviesan los líderes del eje franco-alemán, aún lidiando con la crisis de la coalición en Berlín y la reciente derrota de los liberales en Francia.

Santiago Abascal, líder de la extrema derecha española, se unió al coro de congratulaciones, afirmando: 'Es la hora de los patriotas. Es la hora de la libertad'. Mientras que Marine Le Pen, su homóloga francesa, defendió que los estadounidenses han tomado una decisión libre en las urnas, abogando por el fortalecimiento de las relaciones bilaterales en este nuevo contexto político.