La devastadora riada que ha dejado a su paso decenas de vidas perdidas es un grito de auxilio que, tristemente, parece resonar en un vacío político.

A pesar de la magnitud de esta tragedia, el Congreso se encuentra dividido en una polarización que impide la unidad necesaria para hacer frente a esta catástrofe.

Este evento, que podría haber sido una oportunidad para unir a todas las fuerzas políticas en apoyo a las víctimas, ha sido eclipsado por la rivalidad entre el Gobierno y la oposición.

Los ciudadanos de comunidades como Valencia y Castilla-La Mancha, que han visto cómo sus vidas se ven afectadas, parecen estar perdiendo la fe en un sistema que no responde a sus necesidades.

Mientras tanto, el "sanchismo", con su enfoque autocrático y desconectado de la realidad, continúa actuando sin considerar las alarmas que suena la sociedad.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿cuánto tiempo más podemos tolerar esta falta de acción y empatía en tiempos de crisis?

La tragedia demanda no solo atención, sino también soluciones efectivas.

La reconstrucción no debe limitarse a los escombros materiales; debe ir acompañada de un cambio en la dinámica política que permita avances verdaderos y significativos.

Es hora de que todos los actores involucrados se sienten a la mesa y escuchen las voces de quienes han sido golpeados por esta riada.

El momento de la acción es ahora. ¡Vale la pena luchar por los que han perdido todo!