La reciente aprobación del Banco Central para permitir compras en dólares mediante tarjetas de débito ha provocado una ola de entusiasmo en el entorno del presidente Javier Milei. Este considera que este paso es fundamental para fortalecer la competencia de monedas en Argentina, un proceso que, según él, ya ha comenzado y que eventualmente conducirá a la eliminación del peso argentino.

"El objetivo final es la destrucción del peso, que no tiene valor alguno. A diferencia de la convertibilidad de los años 90, que era reversible, la dolarización no permitirá un regreso a emitir peso", afirmó un asesor económico del presidente a Infobae.

Desde la Casa Rosada, se anticipa que para 2025 el uso de dólares proliferará en diversas transacciones, apoyándose en los avances tecnológicos. Las empresas de tarjetas de crédito y débito están ya adaptándose al nuevo sistema bimonetario, y a partir del 28 de febrero, se espera que cualquier comerciante pueda realizar ventas en la moneda que elija, ya sea en pesos o dólares.

Las autoridades aseguran que esto incentivará el uso de los dólares que los ciudadanos actualmente poseen, sin temor a un eventual desabastecimiento. Luis “Toto” Caputo, ministro de Hacienda, reafirma que el flujo de divisas está garantizado, mencionando que el Banco Central ha adquirido 5,000 millones de dólares desde octubre.

Además, la administración de Milei sostiene que las diferencias con el pasado son notorias: actualmente existe un superávit fiscal y comercial, y se está experimentando una mejora en la productividad gracias a reformas regulatorias y la apertura comercial en ciertos sectores.

Las autoridades también están enfocadas en la expansión del dólar más allá de transacciones de alto valor como bienes raíces o automóviles, con la visión de que todos los productos y servicios se puedan comprar en la divisa norteamericana.

En el futuro, el Gobierno proyecta el crecimiento de sectores clave como la industria nuclear y la agricultura como fuentes primarias de ingresos en dólares. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos, como el control cambiario y las retenciones fiscales. Milei ha manifestado su confianza en que para 2025 se podrá eliminar el cepo cambiario, potencialmente a través de un préstamo de inversión o incluso colaboración con el Fondo Monetario Internacional.

Próximamente, Milei tiene previsto reunirse nuevamente con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, en el marco de un viaje a Washington. A pesar de las críticas sobre un posible atraso cambiario, el presidente ha reiterado que no habrá devaluación del peso.

Por otro lado, la eliminación de los derechos de exportación es vista como una medida crucial por la actual gestión, comparada con la clausura del Banco Central. Sin embargo, el ministro de Economía, Caputo, se muestra cauteloso ante la posibilidad de eliminar completamente las retenciones, debido a la reducción significativa que esto podría significar en los ingresos del Estado. La Mesa de Enlace, que representa a los productores agropecuarios, ha solicitado audiencia para discutir la difícil situación del sector, pero aténgase a que Caputo no planea recibirlos.

Aun así, hay tensiones entre el gobierno y algunos sectores de la Sociedad Rural, acusados de intentar sabotear la gestión actual. Un posible conflicto surge en torno a la licitación de la Hidrovía del Paraná, donde se sospecha que algunos actores estén tratando de favorecer a un aliado comercial.

Pese a estos contratiempos, el discurso oficial sigue enfatizando la colaboración con el sector agropecuario como fundamental para el éxito de la dolarización. Los líderes libertarios sostienen que su enfoque audaz es lo que la ciudadanía exige, habiendo perdido la confianza en el peso argentino.