Las tensiones están alcanzando nuevos niveles a medida que la Marcha para salvar Bolivia, liderada por el expresidente Evo Morales, irrumpe en La Paz. Este lunes, una multitud de manifestantes exigió que se habilite a Morales como candidato para las elecciones de 2025, en medio de un clima de creciente descontento por la crisis económica que afecta profundamente al país.

La movilización ha provocado violentos enfrentamientos con grupos de apoyo al actual presidente, Luis Arce. Las divisiones dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) se hacen más evidentes, con una lucha interna por el control del partido que ha dejado a la organización sin una junta directiva clara ni candidatos oficiales para futuros comicios.

La llegada de la marcha ha puesto de relieve la polarización política en Bolivia, donde la figura de Morales sigue siendo una fuerza poderosa, pero también divisiva. Los análisis sugieren que la incapacidad del gobierno para abordar las preocupaciones económicas ha avivado las llamas del descontento social. Los expertos advierten que si las tensiones no se gestionan adecuadamente, Bolivia podría enfrentar una crisis política más profunda en los meses venideros. ¿Podrá el gobierno de Arce sobrevivir a esta tormenta, o se verá forzado a negociar con su adversario político más influyente?