El Valencia Club de Fútbol llegó a la sexta jornada de LaLiga tras igualar el peor arranque de su historia, obteniendo solo un punto de quince posibles. Además, el equipo no ganaba en Mestalla desde el 9 de marzo, acumulando un alarmante registro de 3 goles en 36 oportunidades en los últimos doce partidos. La frustrante situación que vive el club, atribuida a la gestión de Peter Lim, es bien conocida entre los aficionados.

Sin embargo, en el calentamiento de los jugadores, la afición respondió con un sonoro aplauso. Durante el partido, el nombre de Rubén Baraja resonó en el estadio, acompañado por el aliento de las 40,000 almas allí presentes. Aunque la primera parte finalizó sin un solo tiro a puerta, los jugadores salieron al descanso entre vítores.

A medida que avanzaba el encuentro, el apoyo fue inamovible, incluso más allá del minuto 19, donde comenzaron los cánticos en contra de Peter Lim. Cada vez que el equipo marcaba un gol, la euforia era acompañada por gritos en contra de la directiva. En los últimos diez minutos, a pesar de la celebración por la victoria, las protestas no cesaron, salvo por un emotivo cántico en apoyo a los jugadores: 'Orgullosos de nuestros jugadores'.

El duelo ante el Girona puso de manifiesto la creciente madurez de Mestalla, que ya había mostrado su carácter durante varias derrotas. Esta vez, con una victoria, la brecha se hizo aún más evidente entre el Valencia Club de Fútbol como entidad controlada por Lim, y el equipo en el campo, que se compone de jóvenes jugadores bajo la dirección de Rubén Baraja, quienes se esfuerzan al máximo en cada partido.

Evidentemente, la afición se siente cada vez más dividida, con un rechazo creciente hacia la dirección que toma el club. El respaldo a los jugadores es incondicional y se vuelve más notorio cada día, evidenciando un claro sentido de identidad y pertenencia al verdadero espíritu del Valencia. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿Qué futuro le espera al club con Lim al mando? La afición se enfrenta a un dilema, entre el fervor por su equipo y el desprecio hacia quienes lo administran. Este conflicto interno probablemente seguirá marcando el tono de la temporada y de los próximos años.