Las elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que se celebran este lunes a partir de las 12:00, marcan un hito crucial para el futuro del fútbol en España. Con la imagen del país en juego, tres candidatos compiten en un triangular electoral: Rafael Louzán, Sebastián Merchán y Salvador Gomar, cada uno con sus propias estrategias y circunstancias.

Rafael Louzán, originario de Ribadumia, Pontevedra, nació en 1967 y se presenta como el gran favorito, no solo por su experiencia, sino también por su habilidad para moverse entre las esferas del poder en la federación durante el último año. Su apoyo ha sido crucial para restablecer relaciones entre LaLiga y la RFEF, que habían sido quebradas por el controversial ex-presidente Luis Rubiales. Louzán ha logrado obtener el respaldo de varias asambleas regionales, lo que le otorga una base sólida, aunque enfrenta críticas por sus conexiones con figuras polémicas de la administración pasada.

En el otro lado está Salvador Gomar, un candidato que ha ido creciendo en las encuestas. Tras una montaña rusa de altibajos en su campaña, Gomar busca distanciarse de cualquier asociación con Rubiales, a pesar de que su equipo incluye a allegados de la antigua guardia. Gomar se ha mostrado activo en los medios, tratando de ganar votantes y asegurando que su propuesta electoral está centrada en el desarrollo del fútbol, en particular en la modalidad de fútbol sala, donde ha estado negociando alianzas.

Sebastián Merchán, aunque deseoso de que la situación pase pronto debido a su rol más como un apelando que como un auténtico candidato, continúa siendo un comodín en esta contienda. Su posición le permite observar y esperar, aunque se siente como un títere en este juego complicado. Merchán ha intentado capitalizar el apoyo de diversos sectores, siendo consciente del frágil equilibrio de poder que existe entre los clubes y la RFEF.

Uno de los puntos más candentes de esta elección es la influencia del Consejo Superior de Deportes (CSD), que ha mostrado interés en abrir una investigación sobre las acciones pasadas de Louzán, poniendo en tela de juicio su viabilidad como candidato. Por otro lado, muchos de los votos que se decidirán hoy podrían depender de alianzas de último minuto y de la capacidad de cada candidato para negociar y jugársela en este escenario complejo.

Mientras las mesas están listas y los votos se disponen a someterse a escrutinio, la pregunta persiste: ¿podrán los futbolistas, a través de sus representantes, influenciar este resultado para que la nueva RFEF sea más inclusiva y transparente? En un clima de desconfianza e incertidumbre, cada voto cuenta, y las elecciones prometen ser más intensas que nunca. Con diversas facciones luchando en el fondo, queda por ver quién saldrá realmente victorioso en esta lucha por el futuro del fútbol español.