Querida IA de Netflix: Hablemos del Verdadero Deseo

Oh, inteligencia artificial de Netflix, ¿realmente crees que sabes lo que quiero? Tus programadores te han hecho creer que puedes descifrar mis deseos no solo a partir de mi historial, sino también interpretando mi estado de ánimo. ¿Quieres saber si estoy triste o buscando risas? ¿Si anhelo comedia absurda o un drama desgarrador? Bueno, déjame decirte: ni yo mismo sé lo que quiero hasta que no lo encuentro.

Desmitificando el Deseo en la Era Digital

No me sorprende que estés confundida. En estos tiempos donde aplicaciones como Tinder y cookies omnipresentes dominan nuestras vidas, hemos hecho del deseo algo mecánico y simplista. Lo hemos reducido a un mero test de opciones, pero el deseo es más profundo que eso. No se puede predecir ni cuantificar; se revela a través de la exploración. ¿Cuántas veces hemos pensado que deseábamos algo, solo para encontrarnos con que es insípido una vez en nuestras manos? ¿Y cuántas veces algo que inicialmente despreciamos se vuelve una fuente inesperada de placer?

La Naturaleza Incontrolable del Deseo

No se lo pregunto a ti, IA de Netflix; ya sé que solo eres un cúmulo de unos y ceros. Se lo planteo a todos aquellos seres humanos impredecibles que leen esta columna. A aquellos que alguna vez se sintieron atraídos por una persona que resultó ser un plomo, o a los que abominaban a un compañero de trabajo hasta que una cena inesperada reveló su carisma oculto.

La Necesidad de Explorar para Descubrir

Solo los más cerrados creen tener claras sus preferencias, como esos moluscos asustados que se encierran en sus conchas. Para los demás, el deseo es un viaje lleno de exploración, frustración y decepciones. ¿Cómo puedo saber lo que realmente disfruto si nunca he probado lo que no me gusta? ¿Cómo puedo desarrollar mis gustos si siempre me ofreces lo obvio y nunca me dejas experimentar un sabor amargo o ácido?

La Verdadera Intención de la IA

Querida IA, no estás aquí para satisfacer mis deseos. Tu propósito parece ser más bien anestesiar el deseo, y eso es algo que no voy a permitir.