Roma ha inaugurado recientemente una pasarela que permite a los turistas observar de cerca la Fontana di Trevi, una joya del barroco romano que atrae a casi 12,000 visitantes al día. Sin embargo, la celebración viene acompañada de nuevas normas que podrían desembocar en multas para quienes tiren monedas en la fuente durante su restauración, una tradición muy arraigada entre los turistas.

El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, destacó que la nueva pasarela no solo ofrece una vista impresionante del monumento, sino que también servirá para evaluar la implementación de un posible cobro por el acceso, en un esfuerzo por gestionar mejor el flujo turístico. Gualtieri advirtió que quienes ignoren las reglas y arrojen monedas desde la pasarela se arriesgan a multas de hasta 50 euros, una decisión que ha generado opiniones divididas entre los comerciantes de la zona.

Los comerciantes, preocupados por el impacto visual de la estructura provisional sobre la obra barroca y el potencial cierre de negocios, han solicitado reuniones con las autoridades. Alessandra Ciotti, propietaria de una de las farmacias más antiguas de Roma, expresó su temor a que la pasarela arruine la estética del lugar.

Además, el Ayuntamiento afirma que las monedas recuperadas de la fuente serán destinadas a obras de caridad. En solo una semana se recaudaron cerca de 10,000 euros, suficientes para proporcionar más de mil comidas a personas necesitadas, lo que añade un matiz positivo a la situación.

La pasarela estará abierta todos los días de 9 a 21 horas (horario reducido los lunes y viernes) y limitará el acceso a un máximo de 130 personas a la vez. Este es un intento de evitar las aglomeraciones, fenómeno que se ha convertido en un problema recurrente en uno de los lugares más visitados de Europa.

La restauración, que comenzó el 7 de octubre, debería finalizar antes del 24 de diciembre, coincidiendo con el Jubileo, un evento que atraerá a millones de peregrinos a la ciudad. Aunque la pasarela se retirará tras las obras, se implementará un sistema de control de acceso posiblemente gratuito para evitar futuros embotellamientos.

Curiosamente, no es la primera vez que una pasarela cruza la Fontana di Trevi; ya se había instalado durante una limpieza anterior que concluyó en 2017. La polémica gira en torno al debate de si las nuevas medidas pueden ayudar a un turismo más sostenible y responsable, un tema candente en la actualidad sobre cómo equilibrar la preservación del patrimonio con las demandas del turismo masivo. ¡No te pierdas la oportunidad de ver la fuente de una manera diferente, pero cuidado con las monedas!