Mundo

¡La Europa de la vergüenza y el desprecio por los migrantes!

2024-12-19

Autor: María

La controvertida propuesta de establecer campos de deportación para migrantes en países terceros, mientras se tramitan sus solicitudes de asilo, avanza sin freno en Bruselas. A pesar de que el intento de Italia de implementar esta medida en Albania ha resultado un rotundo fracaso, las autoridades europeas parecen decididas a seguir adelante. Los centros que Italia abrió en Albania han sido rechazados por los tribunales italianos, resultando en un escandaloso costo de 85.600 euros por persona, y actualmente se encuentran inactivos.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, defensora de esta política inhumana, ha visto cómo su modelo fracasó también en el Reino Unido. Sin embargo, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, asegura que su equipo está explorando “la mejor manera de introducir en el marco jurídico esta posibilidad” con eufemismos que trivializan la cruda realidad de la migración.

Este debate sobre la migración dentro de la UE está completamente dominado por una ideología que prioriza prejuicios sobre la evidencia. El ascenso del apoyo a la ultraderecha en Europa ha exacerbado una visión cobarde de la migración, y la insistencia en propuestas fracasadas como la de los campos en Albania continúa, incluso cuando las llegadas de migrantes irregulares ya han disminuido en un 40% en los primeros 11 meses de 2024.

Además, el Pacto de Migración y Asilo, que fue la respuesta a años de negociaciones, aún no ha sido implementado en su totalidad. Pese a que se acordaron nuevas normativas a finales de 2023, se han empezado a oír voces reclamando restricciones aún mayores a la política migratoria europea. Este clima de hostilidad se ve reforzado por la presidencia actual de Hungría, dirigida por el xenófobo Viktor Orbán, quien no oculta su desprecio hacia los derechos de los migrantes.

El futuro de la política migratoria en Europa se presenta sombrío. La falta de acciones concretas y eficaces, sumado a una creciente retórica antinmigrante, plantea serias dudas sobre el compromiso de la UE con los derechos humanos. ¿Será que Europa se dirige hacia una crisis de humanidad mientras ignora el sufrimiento de miles de migrantes? La esperanza de resolver la situación parece más lejana que nunca.