La Ertzaintza y la Policía Foral de Navarra, al igual que los Mossos d'Esquadra, están enfrentando serios desafíos al asumir la responsabilidad de la seguridad en puertos y aeropuertos, y en el caso de la Policía Foral, también en lo que respecta al control del tráfico.

Recientemente, los agentes de la Ertzaintza han denunciado lo que consideran una «improvisación» en la gestión de la seguridad en el puerto de Bilbao, lo que pone de manifiesto las dificultades que atraviesan estas fuerzas policiales regionales. Este problema no es aislado, ya que las expectativas sobre su labor se han incrementado, al tiempo que los recursos no siempre están a la altura.

Desde el Gobierno, se ha señalado que las Fuerzas de Seguridad están siendo utilizadas como «moneda de cambio» para asegurar el apoyo de los partidos independentistas. Este cambio de normativa que permitió a los Mossos d'Esquadra asumir la seguridad de los puertos y aeropuertos catalanes, fue precedido por una cesión similar hacia la Policía Foral en Navarra, lo que ha generado tensiones en la gestión de seguridad a nivel nacional y regional.

La falta de claridad y recursos ha suscitado preocupaciones entre los ciudadanos, quienes se preguntan si sus regiones están debidamente protegidas ante amenazas externas y situaciones de emergencia. Ambas policías, la Ertzaintza y la Policía Foral, muy a menudo deben lidiar con la presión de recibir cobertura adecuada y la capacitación necesaria para enfrentarse a los desafíos modernos.

Estos cambios destacan la creciente importancia de las policías autonómicas en el panorama de seguridad en España. Sin embargo, los retos que enfrentan podrían afectar la confianza del público, mientras que la necesidad de colaboración entre cuerpos nacionales y regionales se hace cada vez más evidente.