Salud

La Desincronización Entre los Relojes Internos del Cerebro y el Hígado: ¿La Clave para Combatir la Obesidad?

2024-11-07

Autor: Ana

Un estudio reciente de la Universidad de Pensilvania ha revelado que cuando el reloj interno del hígado no está sincronizado con el reloj central del cerebro, las personas tienen más probabilidades de comer en exceso y en horarios inapropiados. Esto puede incrementar significativamente el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2, marcando un hallazgo crucial para la prevención y tratamiento de estas enfermedades.

El cerebro humano posee un reloj interno ubicado en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, que reacciona a los ciclos de luz y oscuridad cada 24 horas, mientras que otros órganos, incluido el hígado, tienen sus propios ciclos que deben estar alineados con el del cerebro. Esto es vital ya que el hígado regula procesos que dependen de la alimentación y el ayuno, afectando naturalmente los hábitos alimenticios.

Mitchell Lazar, director del estudio, menciona que "cuando el reloj del hígado falla, envía señales erráticas al cerebro pidiendo ayuda, lo que resulta en una ingesta incontrolada de alimentos”. Los experimentos realizados en ratones han evidenciado un comportamiento alimentario caótico, comiendo más en horas en que generalmente deberían estar durmiendo.

La investigación también concluyó que una dieta rica en grasas puede desestabilizar el reloj interno del hígado, creando un ciclo vicioso en el que una mala alimentación desencadena un funcionamiento deficiente tanto en el hígado como en el cerebro. Sin embargo, bloquear la comunicación entre estos órganos ha llevado a resultados prometedores: los roedores dejaron de aumentar de peso a pesar de seguir consumiendo alimentos altos en grasa.

Lazar destaca que "es preferible no comer por la noche”, sugiriendo que este hábito altera el reloj del hígado a un horario inapropiado. Asimismo, la evidencia muestra que los animales con comunicación interrumpida entre hígado y cerebro comían menos y mostraban una mayor actividad metabólica, lo que implica un obraje en su salud general.

Salvador Aznar-Benitah, investigador en el Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona, ha aplaudido el trabajo de Lazar, considerándolo uno de los más significativos en el estudio de los ritmos circadianos en años. Resalta la importancia de una correcta sincronicidad entre los órganos para mantener una buena salud, especialmente a medida que envejecemos, dado que esta coordinación tiende a deteriorarse.

Los investigadores lograron desactivar la rama hepática del nervio vago, lo que permitió estudiar cómo la desconexión impactó el comportamiento alimentario sin alterar las señales enviadas del cerebro al hígado. Este descubrimiento abre la puerta a nuevas estrategias para combatir la obesidad, incluyendo enfoques nutricionales y farmacológicos innovadores, aunque se requiere más investigación antes de aplicar intervenciones invasivas.

Mientras se desarrollan estas nuevas terapias, Lazar y su equipo sugieren que la prevención de la obesidad y la diabetes podría lograrse evitando la desincronización del reloj interno del hígado. Proponen que es clave establecer horarios estructurados de comida y practicar una dieta intermitente, que ha demostrado ser beneficiosa para regular los ritmos circadianos de las células musculares, aunque cada persona puede responder de manera diferente a este enfoque.

El estudio pone en relieve la urgencia de entender mejor cómo funcionan los ritmos circadianos en diferentes órganos y cómo su desincronización puede contribuir a las epidemias de obesidad y diabetes. Con este tipo de investigación, se alza la esperanza de que, a través de estrategias más personalizadas, podamos combatir los crecientes índices de estas enfermedades relacionadas con el estilo de vida.