Cuando se habla de café, los nombres de Brasil y Colombia vienen inmediatamente a la mente.

Ambos países son los principales productores de café arábica en el mundo, pero la calidad del café colombiano es especialmente reconocida a nivel internacional. Sin embargo, no se trata solo de la buena reputación de este grano; detrás del aumento exorbitante del precio del café se esconden factores preocupantes que afectan tanto a productores como a consumidores.

La Crisis Cafetera

La actual crisis cafetera es atribuible a una profunda sequía que ha azotado tanto a Brasil como a Colombia, un fenómeno que muchos no habrían anticipado. En Brasil, donde se produce un tercio del café mundial, los pronósticos climáticos son alarmantes. 2023 fue el año más seco en siete décadas, con temperaturas que alcanzaron los 44 grados Celsius. La producción de café brasileño, que alcanzó los 55 millones de bolsas de 60 kg, está en riesgo para 2025, ya que los cafetales están sufriendo daños severos.

Situación en Colombia

En Colombia, la situación es similar. Según Alexander Taborda, del comité cafetero de Antioquia, el calor extremo ha impactado a las cerezas de café, haciendo que no alcancen el peso y la calidad necesarios. Aunque en la primera mitad de 2024 las exportaciones habían aumentado en un 36%, esto no garantiza un mayor beneficio para los productores, quienes pueden enfrentar precios en caída debido a la calidad decreciente del grano.

Aumento de Precios

El índice de precios del café arábica colombiano ha subido un notable 43% en lo que va de 2024, alcanzando un precio de 2.70 dólares la libra en la Bolsa de Nueva York. Esto significa que el consumidor final también verá un aumento en el costo del café, que ya ha llevado a que 125 kilos de café pergamino seco pasen a costar 2.200.000 pesos colombianos, es decir, unos 488 euros.

Impacto en los Productores

Esta crisis no afecta a todos por igual. En Colombia, el 90% de los caficultores son pequeños agricultores que cultivan menos de cinco hectáreas. Estos agricultores, aunque representan la mayoría de la producción, se encuentran en una posición más débil cuando se trata de negociación. Los grandes productores se benefician más rápidamente de los precios más altos, dejando a los pequeños luchando para obtener beneficios significativos.

Factores Externos

Además, factores externos como la guerra entre Rusia y Ucrania han incrementado los costos de transporte. Esto afecta todo tipo de exportaciones, incluido el café colombiano, cuyo envío se ha vuelto significativamente más caro.

Fenómenos Climáticos

Y como si esto no fuera suficiente, fenómenos climáticos como El Niño y La Niña están exacerbando la situación. Estos patrones meteorológicos están volviéndose más erráticos debido al cambio climático, afectando los ciclos de producción en países como Vietnam, donde se estima que habrá una reducción del 10% en la producción de café robusta.

Perspectivas Futuras

Con la creciente demanda de café, especialmente desde potencias como China, todos estos factores crean una tormenta perfecta que amenaza con dejar a los consumidores pagando más por su taza de café. ¿Qué nos depara el futuro? Si no se toman medidas para mitigar estos impactos, resulta evidente que 2025 podría ser un año aún más complicado para la industria cafetera internacional. La angustia de los productores y la incertidumbre en los mercados nos llevan a preguntarnos: ¿podría ser este el principio del fin del café como lo conocemos?