Finanzas

La arriesgada estrategia de Trump para desbancar a Asia en la carrera de los chips tecnológicos

2025-04-17

Autor: Francisco

Estados Unidos, al parecer, ha dejado de lado el juego de fabricación de microchips, dándole una vasta ventaja a China y otras naciones asiáticas. Gina Raimondo, antigua Secretaria de Comercio, describió esta situación en 2021, y cuatro años después, la batalla entre EE.UU. y China por la supremacía tecnológica sigue centrada en el complejo mundo de los semiconductores.

Donald Trump ahora busca acelerar un proceso de fabricación que ha tomado décadas perfeccionar en otras regiones. Aunque Trump afirma que su política arancelaria "liberará" la economía estadounidense y creará empleos, las grandes empresas se enfrentan a la escasez de mano de obra calificada y a la calidad inferior de los productos fabricados en EE.UU.

¿Puede EE.UU. recuperar su liderazgo?

Con el dominio asiático en la producción de chips, surge la pregunta: ¿podrá EE.UU. producir microchips a gran escala? Los semiconductores son esenciales para alimentar dispositivos que van desde electrodomésticos hasta aviones militares. A pesar de que los chips fueron inventados en EE.UU., Asia se ha llevado la delantera en su producción.

La manufactura de chips es un proceso costoso y complicado. Por ejemplo, un iPhone incluye chips diseñados en EE.UU. y fabricados en Taiwán, Japón o Corea del Sur, utilizando materias primas en su mayoría extraídas de China.

Un ecosistema enredado

Este ecosistema ha tomado décadas en desarrollarse, y mientras Trump utiliza su plataforma para presionar a actores clave como TSMC, el principal fabricante de chips, ha amenazado con tarifas elevadas si no construyen fábricas en EE.UU. Sin embargo, las empresas requieren una planificación a largo plazo, y la incertidumbre de cambios políticos no ayuda.

Además, las generosas subvenciones otorgadas por países como China y Corea del Sur han demostrado ser cruciales para el éxito de estas industrias. La Ley de Chips y Ciencia de EE.UU., aprobada bajo Joe Biden en 2022, busca impulsar la fabricación local con incentivos fiscales, pero estas medidas aún no igualan el apoyo recibido por los países asiáticos.

La batalla por el futuro de los semiconductores

A pesar de los fuertes subsidios, TSMC ha enfrentado obstáculos como los costos crecientes y la escasez de mano de obra calificada en EE.UU. Los expertos señalan que la capacidad actual de TSMC en Arizona está aún muy por detrás de lo que se produce en Taiwán.

Mientras tanto, China sigue intentando adquirir los conocimientos tecnológicos de Taiwán, y el temor de que puedan cruzar al lado oscuro y robar innovaciones persiste. Aunque algunas plantas en EE.UU. ya producen chips de calidad, aún están lejos de igualar a sus competidores asiáticos.

El dilema de la inmigración y la inversión

La política de inmigración de Trump, que limita la entrada de talento clave de países como China e India, añade otra capa de desafío. La escasez de ingenieros es un cuello de botella que podría obstaculizar cualquier intento de EE.UU. de relanzar su industria de chips.

Además, a pesar de la considerable inversión de TSMC y Samsung en EE.UU., la mayor parte de su producción seguirá realizándose en Asia, donde han establecido bases sólidas.

Impacto global y nuevas oportunidades

Trump ha intensificado aún más su enfoque proteccionista, pero el impacto a largo plazo podría ser un giro hacia la fabricación nacional, generando un nuevo enfoque que priorice cadenas de suministro dentro del país.

Por otro lado, empresas chinas como Huawei están buscando nuevos mercados en Europa y países emergentes para mitigar los efectos de las políticas de Trump.

Mientras tanto, India se perfila como un candidato importante en el mundo de la producción de chips, dado su potencial y proximidad geográfica, pero enfrenta desafíos significativos en la obtención de tierras y recursos hídricos.

La presión de las grandes empresas

A pesar de los aranceles, la demanda constante de chips de gigantes tecnológicos estadounidenses puede forzar a cambios en la política de Trump. La influencia de líderes como Tim Cook de Apple ha demostrado ser crucial en la política de regulación, y se especula que las medidas de protección podrían ser reconsideradas.

Finalmente, se plantea la cuestión de si EE.UU. puede construir una industria de chips poderosa basándose en el proteccionismo, cuando lo que permitió a sus competidores en Asia prosperar fue una economía globalizada basada en la colaboración.