El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha declarado que Venezuela es un "régimen dictatorial y autoritario", citando ejemplos de detenciones arbitrarias, como la reciente de dos ciudadanos españoles. Además, mencionó la huida del líder opositor Edmundo González, quien se vio obligado a solicitar asilo político en España debido a la persecución que enfrenta en su país.

Borrell resaltó que simplemente calificar a Venezuela como dictatorial "no soluciona nada" y que la situación actual requiere una "cierta contención verbal". Sin embargo, subrayó la grave situación en el país, con más de 2,000 detenidos, siete millones de emigrantes y varios dirigentes opositores en el exilio.

En respuesta, el gobierno venezolano acusó a Borrell de ser un "vocero del mal", planteando críticas sobre su legado en la Unión Europea, describiéndola como una "institución decrépita, colonialista y guerrerista".

El ministro de Exteriores de Venezuela, Yván Gil, se refirió a Borrell como una figura empeñada en destruir al pueblo venezolano y acusó de haber creado gobiernos ficticios en nombre de la democracia. Estas declaraciones se produjeron en un contexto de creciente tensión diplomática entre España y Venezuela, especialmente tras las recientes declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien también calificó al país caribeño de dictadura.

El Partido Popular (PP) español ha intensificado presiones sobre el gobierno de Pedro Sánchez para que reconozca a Venezuela como una dictadura y apoye a González Urrutia como presidente electo. Recientemente, el Congreso español ya aprobó una moción en este sentido, respaldada por PP, Vox y PNV. Se espera que el Senado tome una decisión similar en los próximos días.

El debate sobre la crisis en Venezuela se intensificará en el Parlamento Europeo, donde se votará una resolución el jueves que podría conseguir el reconocimiento de González como presidente electo. En el trasfondo de esta situación, ni España ni la Unión Europea han legitimado la victoria de Nicolás Maduro en las últimas elecciones, dado que aún no se han publicado actas electorales que respalden dicho resultado.

En medio de estas controversias, la situación humanitaria en Venezuela continúa deteriorándose, y la comunidad internacional observa con preocupación las repercusiones que una escalada en la confrontación política podría tener sobre el pueblo venezolano.