Jordi es un hombre de 47 años, casado y padre de dos hijos. Reside en Sant Quirze y trabaja junto a su esposa, Neus. Su vida dio un giro drástico el 2 de noviembre, cuando recibió un diagnóstico devastador: un tumor en el páncreas con metástasis en el hígado. Actualmente, es paciente de la clínica privada Cuides, que se especializa en cuidados paliativos.

En su experiencia con la atención paliativa, Jordi expresa un profundo agradecimiento: "Me siento muy cuidado, tanto en el trato como en el seguimiento. Cualquier duda que tengo, siempre saben quién soy y qué problema tengo. Los psicólogos me han ayudado a mí y a mi familia a manejar esta dura realidad. La empatía y humanidad de todos los profesionales aquí son excepcionales."

Jordi se enfrenta a un proceso de enfermedad dividido en tres fases: la primera, el diagnóstico que trae el miedo; la segunda, el tratamiento quimioterapéutico; y la tercera, la lamentable aceptación de que no hay una solución. "He visto cómo esto acaba, mi padre sufrió lo mismo y no quiero que me venda esperanzas infundadas."

Hablando sobre lo emocional, comparte su percepción inicial sobre la terapia: "No era muy fan de los psicólogos porque a menudo te dicen lo que quieres escuchar. Sin embargo, tras varias sesiones, han sido una herramienta valiosa para mí. Me proporcionan recursos que, aunque ya conozco, me ayudan a sobrellevar la situación."

Neus, su pareja, también se encuentra lidiando con la angustia de esta situación. Ella explica: "Para mí, la terapia ha sido una manera de crecer personalmente. Nunca pensé que vivir el presente sería tan complicado, pero aquí estamos, aprendiendo a valorar cada día, sin planear demasiado hacia adelante."

La pareja menciona cómo han abordado el tema de la muerte con sus hijos, de manera que comprendan la situación sin temor: "Con humor negro, mi hija me comentó una vez: 'Papá, no duermas mucho, no quiero que la próxima vez estés en el tanatorio'. Aunque es un tema difícil, procuramos explicarlo de manera adecuada y honesta."

Jordi admite estar asustado, pero también muestra una sorprendente fortaleza: "Sabemos que esto es una batalla, y en casa hemos discutido temas difíciles. Pero ahora nuestra prioridad es disfrutar del presente, hacer cosas juntos, como la mariscada que haremos hoy. Es fundamental tener esos momentos de alegría en medio de la adversidad."

"Sin el apoyo de los cuidados paliativos, sentiría que estoy solo en esta lucha", comenta Jordi. Ambos coinciden en que, aunque la muerte es un tema espinoso, no pueden dejar de vivir ni un instante al lado de sus seres queridos. A pesar de los pesares, su enfoque en vivir el 'aquí y ahora' se convierte en una lección de vida importante para todos aquellos que atraviesan circunstancias similares. La resiliencia, amor y apoyo familiar son, al final, el verdadero antídoto contra la desesperanza.