En una sorprendente vuelta de acontecimientos, Israel ha moderado su postura inicial y ahora acepta participar en negociaciones para lograr un alto el fuego con Hezbolá, bajo la mediación de Estados Unidos y Francia. Este cambio se produce tras el rechazo contundente que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había expresado la semana pasada hacia una propuesta diplomática que aboga por un cese de hostilidades de 21 días entre Israel y la milicia chií libanesa.

La oficina de Netanyahu, ahora más abierta a la negociación, ha indicado que Israel ha estado trabajando en colaboración con los promotores de la iniciativa en el transcurso de los últimos días. "Israel comparte los objetivos de la iniciativa para permitir que los ciudadanos a lo largo de nuestra frontera norte puedan regresar a sus hogares de forma segura", señala el comunicado oficial. Este tema es de suma importancia, ya que aproximadamente 60,000 israelíes han sido evacuados de las áreas cercanas a la frontera con Líbano, llevando meses en condiciones temporales de alojamiento.

El cambio de tono se produce mientras Netanyahu se encuentra en Nueva York, participando en la Asamblea General de la ONU, donde las tensiones han llevado a manifestaciones propalestinas frente a su hotel. En este nuevo contexto, Israel ha matizado su anterior rechazo al diálogo, indicando que, aunque el primer ministro había enviado un mensaje de firmeza al respecto, sus asesores estaban en reuniones para discutir la iniciativa diplomática.

Washington y París no han dejado de lado sus esfuerzos; el portavoz de seguridad de la Casa Blanca declaró que Israel ha estado completamente informado sobre cada aspecto de la propuesta de alto el fuego. El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió que es crucial para Netanyahu aceptar la negociación, ya que un rechazo podría intensificar la escalada del conflicto en la región.

Israel atribuye este cambio de posición a la "gran cantidad de información errónea" que se había difundido respecto a su postura inicial. Esto, en un contexto en que las preocupaciones sobre una posible invasión terrestre en Líbano han ido en aumento, dado que el ejército israelí ha movilizado miles de tropas hacia el norte y ha intensificado sus bombardeos en el sur de Líbano.

Mientras tanto, Hezbolá continúa lanzando cohetes hacia Israel, muchos de los cuales son interceptados por el sistema de defensa antiaérea del país. El ejército ha reafirmado su determinación de seguir defendiendo su territorio mientras maneja esta nueva dinámica política.

Además, la situación se complica con nuevos lanzamientos de misiles desde Yemen —el último interceptado exitosamente por el sistema Arrow, sin causar víctimas— que refuerzan la amenaza regional. Este ataque reitera la delicada seguridad de Israel y la capacidad militar de sus adversarios en el Medio Oriente. A medida que Israel considera sus próximos pasos, el mundo observa atentamente: ¿esta negociación será el primer paso para la paz o solo una pausa temporal en un conflicto prolongado?