Investigadores en España: ¿Vivimos en 'Los juegos del hambre'? La lucha por la estabilidad laboral en la ciencia
2024-10-28
Autor: José
En junio, Zulema celebró una década en la investigación con una notable historia de perseverancia. Esta doctora en Biología de la Universidade de Santiago ha desarrollado su carrera vinculada a la biomonitorización de la contaminación ambiental, un área de trabajo que ha explorado en países como Chile, Italia, Portugal y Finlandia. Pese a su amplia experiencia y formación, Zulema ha estado encadenando contratos temporales durante diez años desde la finalización de su tesis, enfrentándose a la incertidumbre que caracteriza esta profesión. "No sé qué me lleva a seguir. Estoy a punto de cumplir 43 años y mi contrato acaba el 30 de noviembre", comparte Zulema, quien realiza un largo trayecto en tren diariamente.
Su investigación se centra en el uso de organismos como musgos, líquenes, hojas y mejillones para evaluar la salud de los ecosistemas en situaciones de contaminación. Sin embargo, tras todos estos esfuerzos, Zulema aún no ha logrado obtener un contrato indefinido, una posibilidad que parece cada vez más lejana en el panorama actual de la ciencia en España. A pesar de la reciente aprobación de un anteproyecto de ley que busca mejorar las condiciones en el ámbito científico en Galicia, la realidad laboral para los investigadores jóvenes sigue siendo precaria. Zulema compara su experiencia con el mundo de 'Los juegos del hambre', donde la competencia es feroz y solo los más afortunados logran estabilizarse.
La situación es desalentadora, ya que las condiciones laborales han obligado a muchos investigadores a buscar oportunidades en el extranjero. "La recompensa suele venir después de años de saltos de contrato en contrato, y el factor suerte pesa mucho en esta ecuación", señala Zulema. Esta constante incertidumbre se traduce en una precariedad laboral extrema, que la investigadora establece como un estándar en su trayectoria en la USC, donde ha acumulado siete años de trabajo no continuo.
Zulema destaca que el verdadero problema en el ámbito de la investigación en España radica en la falta de inversión. "Hay mucho talento en este país, pero no hay suficientes recursos económicos para impulsar la investigación", afirma con preocupación. Define el entorno como una competencia intensa, donde la estabilidad profesional es escasa y se requiere superar a múltiples postulantes en cada convocatoria, una experiencia comparable a una batalla en un reality show.
A este contexto se suma la disparidad en cuanto a salarios y estabilidad en otros países. Su experiencia en Finlandia, donde encontró un entorno más propicio para la investigación, pone de relieve lo que falta en España: "Allí, los procesos son más sencillos, menos burocráticos, y existe un respaldo económico adecuado para la investigación", resalta Zulema. En contraste, en España, el personal investigador posdoctoral carece de un estatuto regulador, lo que resulta en salarios variables y una falta de previsibilidad económica.
La investigadora subraya también la importancia de la creación de un modelo de financiación más híbrido, que combine fondos públicos y la inversión privada, como se hace en países como Alemania. Al final de su jornada, Zulema reconoce que la estabilidad en la investigación es más un sueño que una realidad tangible.
A las dificultades económicas se añaden las limitaciones personales. Para Zulema, las vacaciones parecen un privilegio casi inalcanzable. "Me obligo a no encender el ordenador durante mis días de descanso, pero siempre es una lucha interna", señala con humor mientras reflexiona sobre sus años de inestabilidad laboral.
Finalmente, Zulema considera el trabajo en equipo y la colaboración entre colegas como uno de los aspectos más enriquecedores de su carrera. Concluye que, aunque el camino hacia la estabilidad es complicado, las experiencias vividas y el crecimiento personal que ha experimentado al vivir en diferentes países aportan un valor incalculable a su vida profesional. Con la incertidumbre del futuro, Zulema medita sobre la posibilidad de regresar a Portugal, donde la situación podría ser más favorable, evidencia del constante tira y afloja que define la carrera de un investigador en la actualidad.