Más de 3,000 personas han tenido que ser desalojadas en Málaga debido al paso de un nuevo temporal de DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), que ha causado graves inundaciones, obligando a cortar la conexión del AVE con Madrid y a inundar el hospital clínico de la ciudad.

La situación en Málaga se ha tornado crítica. Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), se esperan precipitaciones de hasta 180 litros por metro cuadrado en algunas áreas, generando alarmas rojas en múltiples comarcas del sur de España. La gravedad del temporal ha resultando en condiciones extremas, llevando al desplazamiento masivo de familias y al cierre de comercios y servicios esenciales.

Los ríos en la región están desbordados, como es el caso del río Benamargosa, que ha inundado viviendas y comercios en Benamargosa, un municipio con unos 1,500 habitantes. Este fenómeno ha superado el máximo histórico del río registrado en 2017, causando daños significativos a la agricultura local y a vehículos que fueron arrastrados por las fuertes corrientes.

En el municipio de Aldaia, los vecinos enfrentan nuevos temores ante la crecida de las aguas tras la destrucción de las compuertas que protegían la zona. Con cada tormenta, la incertidumbre de otro desbordamiento crece. El alcalde ha solicitado urgentemente a la Diputación de Valencia 300 toneladas de sacos de arena para construir un dique que proteja a la población.

Además, Renfe ha anunciado la suspensión del transporte por carretera en la provincia de Tarragona debido a las malas condiciones de las vías, mientras que la DGT reporta 35 carreteras cortadas por inundaciones, siendo 26 de ellas en Valencia.

El clima extremo ha impactado incluso en eventos deportivos, como la Billie Jean King Cup, que ha tenido que ser reprogramada debido a las lluvias. La situación continúa siendo incierta, con meteorólogos advirtiendo sobre la posibilidad de más precipitaciones en las próximas horas.

Ante este escenario, las autoridades instan a la población a permanecer en sus casas y evitar desplazamientos innecesarios, ya que la tormenta podría intensificarse, afectando aún más a las regiones ya devastadas. La colaboración entre comunidades y el apoyo de organizaciones como la UME son vitales para afrontar esta crisis climática que parece no tener fin. Es un llamado a la acción urgente para prevenir más estragos en la costa mediterránea.