Este domingo, 10 de noviembre de 2024, se produjo un dramático evento en Moscú cuando Rusia interceptó un total de 34 drones ucranianos en lo que se considera el ataque más grande a la capital rusa desde que comenzó el conflicto en 2022, según información del Ministerio de Defensa ruso.

El impacto de este ataque fue significativo: causó el cierre temporal de tres aeropuertos, dejó a una mujer de 52 años herida y desató incendios en dos viviendas en la localidad de Rámenskoye, destacando la vulnerabilidad de la capital rusa tras múltiples ofensivas.

Generalmente, Kiev ha soportado una constante lluvia de ataques masivos por parte de drones y misiles rusos, pero este ataque a Moscú marca un cambio notable en la dinámica, siendo estos ataques contra la ciudad mucho menos comunes.

El Ministerio de Defensa ruso informó que la defensa aérea derribó un total de 70 drones a lo largo de seis regiones, con los 34 en Moscú representando la mayor cantidad. Además, el gobernador Andrèi Vorobyov describió el ataque como "masivo", resaltando su gravedad.

Por otro lado, el Ministerio de Defensa ruso comunicó que debió derribar 23 drones adicionales que cruzaron sobre las regiones de Briansk, Rostov, Bélgorod y Kursk, que comparten frontera con Ucrania y donde tales incursiones son más frecuentes.

En respuesta a los ataques continuos de Rusia, Ucrania ha argumentado que sus operaciones, dirigidas a instalaciones energéticas rusas, son una legítima defensa ante el bombardeo sistemático de su territorio desde que comenzó la invasión rusa en febrero de 2022. Esta escalada de ataques entre ambas naciones pone de manifiesto la intensificación del conflicto, dejando a la comunidad internacional en estado de alerta sobre un posible aumento en la violencia y sus repercusiones en la región.