¡Increíble! Vecinos de la Calle Mandri Celebran la Fiesta del Macrobotellón: "Ojalá Fuera Todas las Noches"
2024-12-26
Autor: Carlos
Lo que comenzó como una simple reunión se ha transformado en un fenómeno habitual en la Calle Mandri de Barcelona. Este año, más de 2,000 personas se congregaron el 25 de diciembre, arrasando con el mito de que los jóvenes siempre generan problemas. En una conversación con EL PERIÓDICO, un vecino confirmó: "¡Hasta en un mito! No quería perderme esta tradición".
A pesar de la multitud concentrada entre la Ronda General Mitre y la Calle Maó, muchos de los residentes de Mandri despertaron satisfechos con el ambiente civilizado de la fiesta. “Me parece genial, ojalá fuera todas las noches”, comentó una vecina que deseaba estar presente.
Aunque no hubo convocatoria oficial, los residentes estaban al tanto del plan no formal que se gestó días antes: reunirse en los bares de la calle. Mientras que algunos establecimientos optaron por cerrar para descansar, la mayoría se preparó para la avalancha de visitantes. Según fuentes locales, los restauradores llegaron a un acuerdo con el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, evitando sanciones severas que superaban los 4,000 euros del año pasado. Las normas eran claras: cerrar las terrazas a las cinco de la tarde, no sobrepasar el aforo permitido y prohibir que los clientes salieran con bebidas.
La fiesta comenzó a ganar fuerza hacia las seis de la tarde, y para las ocho ya se habían agotado todos los espacios. La calle fue cerrada al tráfico, transformándose en un punto de encuentro. "La gente aprovecha después de las comidas navideñas para disfrutar, relajarse y socializar", explicó Luiggi, un residente de casi 60 años, quien se expresó a favor de expandir este tipo de celebraciones a más calles.
El sentimiento general refleja que cuantas más fiestas, mejor, siempre y cuando se mantenga el respeto y la educación. Serenela, que no pudo asistir, enfatiza que es un evento sano donde los jóvenes se divierten sin dañar a nadie. Alex, otro vecino, lo considera un "auténtico éxito" que, a pesar del gran número de participantes, no haya ocurrido ningún incidente.
Sin embargo, no todos comparten la misma opinión. Algunos vecinos manifestaron sus preocupaciones por el estado de la calle después de la fiesta. "La dejan hecha un asco", lamentó una vecina de 70 años que presenció el evento desde su ventana. Para otros, como Abel, el ruido y el comportamiento de algunas personas resultaron molestos. "No me gusta el ruido de la gente borracha y los incidentes en la calle", comentó.
A pesar de las quejas, muchos coinciden en que la fiesta es una oportunidad de convivencia en el barrio. Blanca, una residente de la zona, se quejó de la imposibilidad de circular por la calle debido al cierre desde las cinco, aunque al final, se mostró comprensiva con el evento: “Eran buenos chicos”, afirmó.
Así, la Calle Mandri se transforma cada Navidad en un escenario festivo, donde los vecinos debaten entre la alegría de la celebración y los retos que conlleva. Una tradición que parece haber llegado para quedarse.