Un incidente sorprendente ha ocurrido en el mar Rojo, donde un avión de combate F/A-18, que despegó del portaaviones USS Harry S. Truman, fue derribado por error por el crucero de misiles guiados USS Gettysburg, parte del mismo grupo de ataque. Este desafortunado evento se llevó a cabo el pasado sábado por la mañana, aunque el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) no hizo la revelación hasta tarde en la noche.

Este incidente se produce en un contexto muy tenso. Justo ese día, las Fuerzas Armadas de EE. UU. habían llevado a cabo ataques aéreos deliberados contra instalaciones de las milicias hutíes en Saná, la capital de Yemen. Estas acciones tenían como objetivo obstaculizar las operaciones hutíes, especialmente sus ataques contra embarcaciones de la Marina de EE. UU. y barcos mercantes en el sur del mar Rojo, Bab al Mandeb y el golfo de Adén.

Cabe mencionar que desde 2015, los hutíes han controlado Saná y otras áreas del norte y el oeste de Yemen. A raíz de la ofensiva reciente contra Gaza, tras los ataques del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás, los hutíes han intensificado sus ataques a territorios israelíes y barcos con conexiones israelíes.

Los rebeldes también han dirigido operaciones contra buques y drones de las fuerzas estadounidenses y británicas en represalia por los bombardeos contra Yemen. Tanto Washington como Londres han justificado sus acciones como parte de su compromiso para asegurar la libre navegación en el mar Rojo, el golfo de Adén y el océano Índico.

Este incidente pone de manifiesto las complejidades de las operaciones militares en regiones conflictivas y plantea interrogantes sobre la coordinación y el protocolo en situaciones de combate. La comunidad internacional sigue atenta a los desarrollos, y este derribo accidental resalta la fragilidad de la seguridad en el área.