Un reciente estudio del Centro para el Envejecimiento Cerebral Saludable de la UNSW Sydney (CHeBA) ha revelado novedades impactantes sobre una de las condiciones más prevalentes en la actualidad: la depresión.

La depresión puede variar desde formas leves que afectan la calidad de vida sin llegar a ser diagnosticadas, hasta trastornos depresivos mayores que presentan síntomas severos. Los individuos con esta última condición muestran niveles altos de marcadores proinflamatorios y estrés oxidativo, junto a niveles reducidos de antioxidantes, en comparación con personas sanas. Esto nos lleva a cuestionar la influencia de la dieta en la gravedad de la enfermedad.

El estudio, que abarcó una base de datos de 3,400 personas de entre 45 y 90 años de cuatro países distintos, encontró asociaciones sorprendentes: aquellas personas que aumentaron su ingesta de frutas y verduras experimentaron mejoras modestas pero significativas en sus síntomas depresivos a lo largo del tiempo. Según el Dr. Annabelle Matison, líder de la investigación, este hallazgo proporciona un fuerte argumento para considerar no solo el monitoreo de la alimentación en los pacientes, sino también un acompañamiento conductual en los centros de atención primaria.

"Cada fruta y cada verdura que consumimos puede marcar la diferencia en nuestra salud mental", afirma el Dr. Matison. Este descubrimiento se suma a la creciente evidencia que sugiere que una dieta rica en nutrientes es una herramienta vital para promover el bienestar emocional, especialmente para aquellos que tienen 45 años o más. Por lo tanto, ¡es hora de hacer cambios en nuestros hábitos alimenticios! Mantente atento a más investigaciones que podrían cambiar nuestra comprensión de la depresión y cómo combatirla efectivamente.