
¡Increíble! La vacuna contra el herpes zóster podría ser la clave para reducir el riesgo de demencia
2025-04-03
Autor: Antonio
Un programa de salud pública sin precedentes en Gales ha presentado la evidencia más convincente hasta la fecha de que una vacuna podría reducir el riesgo de demencia. Investigadores de Stanford Medicine en Estados Unidos han analizado los registros de salud de adultos mayores galeses y han encontrado que quienes recibieron la vacuna contra el herpes zóster tienen un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia en los siguientes siete años en comparación con aquellos que no recibieron la vacuna.
Estos hallazgos fortalecen la teoría emergente de que ciertos virus que afectan el sistema nervioso podrían incrementar el riesgo de demencia. Si estos resultados se confirman, estaríamos ante una intervención preventiva que ya está accesible, según un comunicado emitido por Stanford.
El herpes zóster es una enfermedad que surge por la reactivación del virus de la varicela-zóster, que puede permanecer latente en el organismo durante años. La enfermedad se manifiesta con dolorosas ampollas, conocidas como culebrilla, que aparecen en una zona específica de la piel. Este virus puede reactivarse particularmente en personas mayores o con sistemas inmunitarios debilitados.
La demencia afecta actualmente a más de 55 millones de personas en el mundo, con alrededor de 10 millones de nuevos casos cada año. A pesar de las décadas de investigación que han investigado la acumulación de placas y ovillos en cerebros de afectados por Alzheimer, la falta de avances significativos en la prevención o tratamiento ha llevado a algunos científicos a explorar el papel de infecciones virales, como el herpes zóster.
Estudios anteriores han vinculado la vacuna contra el herpes zóster con tasas más bajas de demencia, aunque no habían podido eliminar un sesgo significativo: los vacunados suelen ser más conscientes de su salud en múltiples aspectos que son difíciles de medir. Comportamientos como la dieta y el ejercicio influyen en las tasas de demencia, pero no están reflejados en los registros de salud.
Pascal Geldsetzer, profesor asistente de medicina y autor principal del nuevo estudio, señala que “todos estos estudios asociativos tienen el problema básico de que quienes se vacunan tienen comportamientos de salud diferentes a los que no lo hacen”. Sin embargo, hace dos años Geldsetzer identificó una oportunidad única para un 'experimento natural' en Gales, que permitía evitar el sesgo, dado que la vacuna utilizada contenía una forma atenuada del virus.
El programa de vacunación comenzó el 1 de septiembre de 2013 y permitía que quienes cumplían 79 años pudieran acceder a la vacuna durante un año. Era un juego de azar: aquellos que cumplían 80 años en esa fecha quedaban excluidos de la vacuna. Así, al comparar adultos que cumplían 80 años justo antes y después del umbral, los investigadores pudieron despejar el efecto de ser elegibles para la vacuna.
Durante los siguientes siete años, el análisis de más de 280.000 adultos mayores reveló que la vacunación redujo el riesgo de desarrollar demencia. Al cierre de 2020, uno de cada ocho adultos de 86 y 87 años había sido diagnosticado con demencia, pero quienes recibieron la vacuna tenían un 20% menos de probabilidades de ser diagnosticados.
Este hallazgo resultó sorprendente para los investigadores, quienes revisaron múltiples variables que pudieran influir en las tasas de demencia y no encontraron diferencias significativas entre los grupos. El único hallazgo notable fue la reducción en los diagnósticos de demencia entre quienes recibieron la vacuna.
Además, el estudio señaló que la protección contra la demencia era más marcada en mujeres que en hombres. Esto podría relacionarse con diferencias inmunitarias y de desarrollo de la demencia entre sexos. Aunque aún no se sabe exactamente cómo la vacuna puede ofrecer esta protección, se tiene la esperanza de que los resultados alienten más financiamiento para investigar en esta línea.
Recientemente, el equipo de Geldsetzer ha replicado sus hallazgos en registros de salud de otros países, como el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, donde se implementaron programas de vacunación similares. El autor Anupam Jena, de Harvard, también enfatiza la relevancia de estos descubrimientos y sugiere que la vacuna podría ser una estrategia de salud pública efectiva para combatir no solo el herpes zóster, sino también el riesgo de demencia.
A medida que el avance científico continúa, la comunidad médica espera que futuras investigaciones revelen más sobre la relación entre la vacunación y la salud cognitiva, abriendo las puertas a nuevas alternativas de prevención.