Todo en el vasto cosmos tiene un ciclo vital: nace, evoluciona y finalmente muere, pero la experiencia de presenciar este proceso es completamente diferente. Recientemente, el satélite TESS (Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito) de la NASA ha revolucionado nuestra comprensión del universo al descubrir un exoplaneta que se desintegra a una velocidad sin precedentes. Este planeta, conocido como BD+05 4868 Ab, está perdiendo materia a un ritmo alarmante, equivalente a una luna de material cada millón de años. Su rápido deterioro se debe al intenso bombardeo de radiación de su estrella, lo que lo condena a desaparecer en un futuro cercano.

Este notable descubrimiento se atribuye a un esfuerzo colaborativo entre astrónomos del MIT y la Universidad de Pensilvania. Lo que hace que este planeta sea aún más fascinante es su proximidad; está ubicado a solo 141 años luz de la Tierra, lo que lo convierte en el ejemplo más cercano de un mundo en proceso de desintegración conocido hasta ahora. Los investigadores planean utilizar el telescopio infrarrojo más avanzado, el Telescopio Espacial James Webb (JWST), para investigar más a fondo este fenómeno, con la esperanza de obtener más información sobre su composición y las características de su desintegración.

Nick Tusay, líder del estudio, comentó: “Estos planetas están literalmente derramando sus entrañas en el espacio para nosotros. Con JWST, finalmente tenemos la oportunidad de estudiar su composición y entender de qué están hechos realmente los planetas que orbitan en torno a otras estrellas.”

Además, Jason Wright, coautor del estudio, agrega: “Es impresionante lo difícil que es medir directamente el interior de los planetas en nuestro sistema solar; poseemos mostrar limitadas de la Tierra y no tenemos acceso a los interiores de Mercurio, Venus o Marte. Sin embargo, hemos hallado planetas a cientos de años luz que están enviando sus interiores al espacio, iluminándolos para su estudio.”

El planeta en desintegración presenta colas de polvo sin precedentes, con longitudes que alcanzan aproximadamente 9 millones de kilómetros, lo que lo distingue de cualquier otro planeta conocido. Estas colas de polvo, generadas por su rápida evaporación, rodean más de la mitad de la órbita del planeta alrededor de su estrella en un lapso de 30.5 horas. A tal punto, que cuando estas colas cruzan frente a su estrella, bloquean el 1% de la luz de esta, lo que afecta de manera significativa la señal de tránsito durante 15 horas. Este fenómeno ofrece a los científicos una oportunidad invaluable para aprender sobre la estructura interna de los planetas en un contexto que nunca antes habíamos imaginado.

Este descubrimiento no solo pone de relieve la dinámica de los exoplanetas, sino que también abre una nueva ventana hacia la comprensión de los procesos de formación, evolución y finalización de estos mundos lejanos, y representa un fascinante reto para los astrónomos en su búsqueda por desentrañar los misterios del universo.