La selección española de fútbol sala ha arrancado su participación en el Mundial de forma titubeante, iniciando los partidos con desventaja en el marcador. En su primer encuentro, empataron frente a Kazajistán, lo que generó un ambiente de presión para su segundo partido contra Nueva Zelanda. Necesitaban una victoria para mantenerse en la lucha por el primer puesto de grupo, y lo lograron de manera contundente, venciendo con un abultado 7-1.

A pesar del mal comienzo, donde el equipo oceánico se adelantó gracias a un gran contraataque liderado por su capitán, Dylan Manickum, que culminó con un pase perfecto a Twigg para abrir el marcador, España no se dejó llevar por la frustración. En cuestión de minutos, el equipo dirigido por Fede Vidal se adaptó a la presión impuesta por Nueva Zelanda, cambiando su estrategia para desbordar la defensa contraria.

La victoria española se construyó gracias a un juego colectivo excepcional y a la efectividad de su artillería ofensiva. Destacaron jugadores como Rivillo, que volvió a ser clave desbordando por la banda, y el joven talento que está impactando en la competencia. Sin embargo, a pesar de la victoria abultada, el seleccionador expresó su deseo de que el equipo mejore en aspectos defensivos, ya que no deberían permitirse goles en situaciones como la que llevó a Nueva Zelanda a marcar.

Con este resultado, España se coloca líder del grupo, pero también con un aire de insatisfacción, mostrando que tienen el potencial para brillar aún más. La próxima fase del torneo promete más retos, y la afición espera una performance aún más dominante en los siguientes partidos. ¡Están listos para dejar su huella en el Mundial!