El yate de lujo que no para de consumir diésel

El Eclipse, uno de los más grandes superyates de lujo del mundo y propiedad del magnate Roman Abramovich, ha estado amarrado en el puerto de Marmaris, Turquía, durante tres años debido a las sanciones impuestas por la guerra en Ucrania. Pero aquí viene la sorpresa: este impresionante yate, lejos de estar quieto, está quemando diariamente nada menos que 1.000 litros de diésel.

Aire acondicionado vital para su conservación

Durante todo este tiempo, el Eclipse ha tenido que mantener sus motores en marcha para alimentar el sistema de aire acondicionado. No es un capricho, sino una necesidad. Mantener la temperatura y la humedad adecuadas es crucial para preservar los lujosos acabados y la madera noble del interior, que, sin cuidado, podría deteriorarse rápidamente bajo las condiciones del mar.

Un costo monumental

En un mundo donde el petróleo se vuelve cada vez más caro, mantener ese aire acondicionado encendido representa un gasto monumental. Se estima que el gasto anual solo por estar amarrado asciende a 209,000 dólares, sin contar el costo del combustible. Para llenar por completo sus enormes tanques se necesitarían entre 1,5 y 2 millones de dólares.

La lógica detrás de mantenerlo funcionando

Contrario a lo que podría pensarse, la decisión de mantener encendido el aire acondicionado no surge de una ocurrencia del capitán. Es una práctica común en superyates, ya que a menudo resulta más económico utilizar combustible que afrontar costosas reparaciones. Por ejemplo, el yate Alpha Nero, que fue incautado en Antigua, consumía 2,000 dólares diarios —una carga para la pequeña isla.

Un coloso en el mar

El Eclipse no es solo un yate, sino una auténtica mansión flotante de 162,5 metros de largo. Cuenta con helipuertos, un submarino, una piscina que se convierte en pista de baile y hasta un sistema antimisiles. Se estima que su mantenimiento anual alcanza los 60 millones de dólares.

Pronto en el astillero

Recientemente, el yate se dirige al astillero de Tuzla en Estambul para una renovación completa antes de pasar la Inspección Especial de Clase, que se efectúa cada cinco años. Se anticipa que esta renovación podría exceder los 40 millones de dólares, solo en pintura, el presupuesto ya supera los 20 millones.

El caso del Eclipse pone de relieve no solo el derroche de recursos, sino también la complejidad y el costo de mantener un estilo de vida ostentoso en tiempos de crisis. ¿Realmente vale la pena? Eso queda a criterio de cada quien.