Antes del estallido de la guerra en Ucrania, los oligarcas rusos se movían con libertad por los océanos, disfrutando de sus lujosos superyates. Uno de los más impresionantes es el Eclipse, propiedad del empresario ruso-israelí Roman Abramovich, que, con sus 162 metros, era el segundo mayor megayate del mundo hasta 2022.

El Eclipse, más que un simple yate, es una auténtica fortaleza flotante. Diseñado en 2010 por Blohm+Voss en Hamburgo, su valor se estima en alrededor de 700 millones de dólares. Con un costo de mantenimiento anual que alcanza los 60 millones, la posesión de un superyate se convierte en un lujo que solo los más adinerados pueden sostener. Este es un aspecto que ha llevado a enfrentar diversas confiscaciones de yates pertenecientes a oligarcas rusos por parte de las autoridades occidentales.

El yate tiene capacidad para alojar hasta 36 huéspedes en sus opulentos 18 camarotes, atendidos por una tripulación de 70 personas. Entre sus lujosas comodidades destacan dos helipuertos, una piscina de 16 metros, jacuzzis, y una Beach club que proporciona entretenimiento acuático de primer nivel.

¡Pero esto no es todo! Lo que hace realmente especial al Eclipse es su avanzado equipamiento de seguridad. Según informes de medios especializados, cuenta con un sistema antipaparazzi que emplea láseres para bloquear dispositivos de grabación, protegiendo así la privacidad de sus ilustres invitados.

Por si fuera poco, el yate está equipado con cristales blindados en todos los ventanales y un sistema antimisiles, lo que lo convierte en una opción altamente segura ante cualquier amenaza. Una de las características más sorprendentes es su pequeño submarino, al estilo de James Bond, que permite a Abramovich explorar los mares o escapar sin ser visto.

Un descubrimiento asombroso ocurrió en 2018 cuando el piloto de drones Justin Oakes, conocido por su colaboración con el youtuber Casey Neistat, se percató de un sistema antidrones en el Eclipse. Durante una grabación, su dron fue neutralizado al acercarse al yate, lo que llevó al piloto a intentar recuperar el control mientras observaba a personal de seguridad intentando capturarlo. Este evento llevó a una reflexión sobre el uso de tecnología avanzada de defensa en el yate de lujo, algo inimaginable para la mayoría de las embarcaciones de este tipo.

En resumen, el Eclipse es mucho más que un simple yate; es un símbolo del poder y la opulencia que caracterizan a los ultrarricos, un refugio flotante que combina lujo extremo con medidas de seguridad dignas de una película de espionaje. Con el mundo observando de cerca, el Eclipse sigue siendo un espectáculo intrigante en los mares.