¡Increíble descubrimiento! Neurocientíficos explican qué sienten las personas antes de fallecer
2024-11-05
Autor: Francisco
En un hallazgo que podría revolucionar nuestra comprensión de la experiencia humana final, un equipo de neurólogos de la Universidad de Stanford, dirigido por el Dr. Josef Parvizi, ha descubierto el área del cerebro responsable de las famosas experiencias extracorporales. Estas son esos momentos en los que las personas afirman sentirse "fuera de su cuerpo" durante situaciones cercanas a la muerte. Este fenómeno, que ha fascinado tanto a científicos como a místicos a lo largo de los años, ahora se explica a través de la ciencia.
En un artículo publicado en la prestigiosa revista Neuron, el estudio revela que la estimulación del córtex parietal medial (PMC), una región del cerebro implicada en la percepción del propio ser en el espacio, es lo que desencadena estas sensaciones.
La investigación comenzó cuando el Dr. Parvizi trató a un paciente con epilepsia que reportaba experiencias extracorporales recurrentes. Motivados por este fenómeno, Parvizi y su equipo decidieron explorar el funcionamiento cerebral detrás de la experiencia. Se planteó la hipótesis de que las convulsiones del paciente alteraban su “yo narrativo”, esa construcción mental que nos permite mantener la identidad y comprensión del entorno. Los resultados fueron reveladores: la estimulación eléctrica del precuneo, una parte del PMC, logró reproducir de manera controlada estas experiencias de “salida del cuerpo”.
El Dr. Parvizi explicó en una entrevista que esta área cerebral ayuda a definir el sentido del “yo” en relación con el espacio circundante y los objetos, generando una desconexión temporal con el cuerpo físico. Esto provoca que la persona sienta que observa el mundo desde una perspectiva externa. Este fenómeno, previamente considerado místico, podría tener raíces en la arquitectura del cerebro humano y su funcionamiento.
En el marco de esta fascinante investigación, Christophe López, un neurocientífico del CNRS en Francia, destacó que estos hallazgos iluminan cómo el cerebro etiqueta las experiencias como propias. La disociación producida por la activación del PMC se vincula con la percepción interna del movimiento y la posición del cuerpo, lo que podría explicar situaciones de “desprendimiento” en condiciones extremas o traumáticas.
Otras investigaciones, como la del Dr. Patrick Purdon en Harvard, muestran que algunas sustancias, como la ketamina, también pueden activar el precuneo de forma similar a la estimulación eléctrica, induciendo experiencias de “salida del cuerpo” sin la necesidad de estar cerca de la muerte. La ketamina, un anestésico conocido por sus efectos disociativos, genera sensaciones que incluyen la sensación de flotar y experimentar un tipo de euforia que se asemeja a un “viaje hacia la luz”, tal como explica Enzo Tagliazucchi, un experto en drogas psicodélicas.
Además, se ha planteado la hipótesis de que en la fase final de la vida, el cerebro podría liberar una sustancia llamada DMT (N,N-dimetiltriptamina) que podría generar efectos similares a los de la ketamina. Este compuesto, que se encuentra en ciertas plantas y también en el cerebro humano, es conocido por sus intensos efectos alucinógenos y ha sido asociado con las experiencias cercanas a la muerte, provocando sensaciones de trascendencia y euforia.
Las implicaciones de este estudio son vastas. No solo ofrecen una explicación científica a fenómenos antes ligados al misticismo, sino que también abren la puerta a nuevas aplicaciones prácticas en medicina. El avance en la comprensión del PMC y del precuneo podría ayudar a desarrollar terapias para personas que sufren ansiedad y miedos relacionados con la muerte, ofreciendo tratamientos que mitiguen el sufrimiento en pacientes terminales.
La capacidad de recrear controladamente estas sensaciones de calma y trascendencia podría marcar el inicio de un nuevo enfoque en el tratamiento de enfermedades mentales, donde la conexión y el sentido del yo se ven comprometidos. Así, este descubrimiento no solo es un paso hacia la comprensión de la experiencia humana, sino también hacia un futuro donde la ciencia y la medicina puedan ofrecer consuelo en los momentos más difíciles de nuestras vidas.