El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado una decisión que podría cambiar el futuro de la investigación en el país al elegir al ingeniero español Darío Gil como subsecretario de Ciencia e Innovación del Departamento de Energía. Nacido en Murcia hace 49 años, Gil asumirá un rol crucial en la supervisión y financiación de la investigación básica en áreas de vanguardia, como la inteligencia artificial, la computación cuántica y las energías renovables, así como en la energía nuclear y fósil.

“Darío es un empresario y científico brillante”, manifestó Trump en su red social, Truth, lo que demuestra la confianza del presidente en la capacidad de Gil para liderar iniciativas científicas clave. Hasta ahora, Gil era el director mundial del área de investigación de IBM, donde ha dejado una huella indeleble al desarrollar nuevas estrategias que fusionan inteligencia artificial con semiconductores y computación cuántica.

En noviembre de 2021, mientras se encontraba en la Casa Blanca junto al neurocientífico Rafael Yuste, Gil advirtió sobre un futuro próximo donde las personas podrán conectarse a internet a través de dispositivos que leen pensamientos. En una entrevista con EL PAÍS hace tres años, describió esta revolucionaria posibilidad como una "explosión cámbrica" del conocimiento humano, gracias a la hiperconexión de la mente con sistemas de computación avanzados.

Gil se doctoró en ingeniería eléctrica y ciencias computacionales en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Su visión sobre el futuro de la neurotecnología es esperanzadora, resaltando su potencial para ayudar a personas con discapacidades o necesidades médicas. Sin embargo, también es consciente de los riesgos que puede conllevar: “Es fundamental pensar en cómo vamos a gestionar y regular la neurotecnología, dado que puede invadir libertades fundamentales como la de expresión", alertó.

Como miembro de la Academia Nacional de Ingeniería de EE.UU. y exmiembro del consejo asesor de ciencia y tecnología de Trump durante su primer mandato, Gil ahora cuenta con la plataforma necesaria para guiar el desarrollo de estas innovaciones tecnológicas. Su misión es clara: fomentar un diálogo no solo social, sino también gubernamental, que sitúe a la neurotecnología en un camino ético y positivo.

Mientras el mundo observa cómo se desenvuelven los próximos pasos de Gil en el gobierno, la comunidad científica espera con entusiasmo los avances que podría traer su liderazgo. ¿Estamos ante el amanecer de una nueva era tecnológica en EE.UU.? ¡El tiempo lo dirá!