Ciencia

¡Increíble! Algo en el interior de la Tierra está Alterando la Duración de los Días

2024-12-25

Autor: Carmen

La duración de un día, esa conveniente medida que regula nuestros horarios y ritmos circadianos, se presenta como mucho más inestable de lo que solemos pensar. Aunque oficialmente un día dura 86,400 segundos, esta cifra es susceptible a variaciones que, aunque no podamos percibir en nuestra vida diaria, son de vital importancia para entender la dinámica interna de nuestro planeta. Estas pequeñas fluctuaciones nos brindan pistas valiosas sobre fenómenos como el campo magnético terrestre, ofreciendo así una ventana hacia las singularidades que han permitido que la vida prospere en la Tierra.

Un estudio reciente que se adentra en este fascinante tema fue realizado por Kiani Shahvandi y su equipo, publicado en octubre de 2024 en Geophysical Research Letters. Este análisis se centra en las variaciones de la conocida LOD (Longitud del Día) utilizando un enfoque innovador con redes neuronales bayesianas informadas por la física (BPINNs). Estas potentes herramientas combinan los principios de la física con técnicas avanzadas de aprendizaje automático para acelerar investigaciones que, de otro modo, serían extremadamente complejas y laboriosas.

Los investigadores han logrado rastrear las duraciones del día desde el año 720 a.C. a través de antiguos registros de eclipses y ocultaciones lunares, descubriendo una tendencia secular que indica un aumento gradual en la duración del día a lo largo de los siglos. Sin embargo, lo que realmente sorprende son las fluctuaciones a largo plazo, que varían desde décadas hasta milenios. Hasta ahora, las causas de estas variaciones habían sido un enigma, ya que se atribuían inicialmente a la fricción de las mareas lunares y el ajuste isostático glacial.

Mediante el uso de los BPINNs, Shahvandi y su equipo modelaron las variaciones de la duración del día y, tras descartar factores climáticos, encontraron que un modelo simplificado de la magnetohidrodinámica del núcleo terrestre puede explicar estas fluctuaciones. Sorprendentemente, concluyeron que el núcleo líquido de hierro que se encuentra a miles de kilómetros bajo nuestros pies tiene un papel esencial en la alteración del tiempo que medimos. Este descubrimiento abre la puerta a nuevos horizontes en nuestra comprensión de la Tierra.

Las implicaciones de este estudio son vastas, no solo para la física y la geología, sino también para la investigación relacionada con fenómenos como el aumento del nivel del mar, que está recibiendo cada vez más atención en el contexto de los cambios climáticos. Además, plantea cuestiones intrigantes sobre la dinámica interna de nuestro planeta, sugiriendo que el núcleo, y no solo el manto, puede ser el principal motor de algunas de las variaciones que damos por sentado.

Es fascinante pensar que, a pesar de los avances en la geociencia, todavía hay tanto que desconocemos sobre los procesos internos de la Tierra. Con cada nuevo descubrimiento, como este, se nos recuerda que nuestra comprensión del tiempo y el espacio continúa evolucionando, revelando la complejidad que se encuentra bajo nuestros pies.