Un trágico incidente ha conmocionado a Barcelona, donde un vigilante de seguridad ha perdido el ojo izquierdo después de ser agredido por un joven de 19 años en la estación de metro de Poblenou. La agresión ocurrió el pasado sábado a las 23:15, cuando un grupo de jóvenes se vio envuelto en una pelea dentro de un vagón de la línea L4.

La policía catalana, los Mossos d'Esquadra, han arrestado al agresor y están llevando a cabo una investigación para determinar si otros individuos estuvieron implicados en esta violenta confrontación. Según reportes, no solo este vigilante sufrió lesiones; cuatro vigilantes en total recibieron golpes durante el conflicto y uno de ellos tuvo que ser trasladado a un hospital debido a la gravedad de sus heridas.

Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) ha declarado que está colaborando con las autoridades, proporcionando las grabaciones de las cámaras de seguridad para ayudar en la investigación. En un comunicado conjunto con Securitas Seguridad España, la empresa que emplea a los vigilantes, se ha condenado enérgicamente la agresión, descrita como “sin sentido” y subrayaron que el objetivo principal de estos trabajadores es garantizar la seguridad de los pasajeros.

Además, el sindicato ADN Sindical ha levantado la voz ante esta brutalidad, señalando que los vigilantes fueron 'brutalmente agredidos' al intentar controlar la situación. Reklaman urgentemente más herramientas para su defensa, como spray de pimienta, que actualmente no tienen disponible, lo que pone en riesgo tanto a los trabajadores como a los usuarios del metro.

En respuesta a este alarmante hecho, Daniel Sirera, líder del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, ha exigido un plan de seguridad reforzado para el metro. Entre las propuestas, ha mencionado la necesidad de instalar botones de pánico en todos los vagones y dotar a los vigilantes de herramientas defensivas como sprays de pimienta.

Este incidente ha generado un debate sobre la creciente violencia en el transporte público en Barcelona, lo que ha llevado a muchos ciudadanos a cuestionar las medidas de seguridad actuales. Los representantes de la ciudad están presionando para que se implementen cambios que prevengan futuros ataques y protejan tanto a los trabajadores como a los usuarios del transporte público. La comunidad está en estado de alerta y esperando respuestas que garanticen la seguridad en su día a día.