Las alarmantes cifras sobre las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por parte de la aviación privada han sido reveladas recientemente, mostrando un aumento devastador del 46% entre 2019 y 2023. Este sector, aunque utilizado por solo el 0,003% de la población mundial, aproximadamente 256.000 personas, produce cada usuario cerca de 500 veces más CO2 en un año comparado con el ciudadano promedio.

Eventos internacionales han sido responsables de estos picos de emisiones, destacando la final de la Copa del Mundo de 2022 en Catar, que generó 1.846 vuelos privados y casi 15.000 toneladas de CO2. Otros eventos notables incluyen el Foro de Davos, con 660 aviones, y la COP28, celebrada en Dubái, que por irónico que parezca, fue uno de los eventos con más vuelos privados, alcanzando las 644 aeronaves y 4.800 toneladas de CO2.

Casi un cuarto de los aviones que volaron a la COP28 habían asistido también a la Copa del Mundo, aunque no todas las personas eran las mismas. La COP28, la cumbre climática más grande hasta la fecha, con 97.000 delegados y 400.000 visitantes, tuvo una huella de carbono alarmante, con el 60% de las emisiones atribuidas al tráfico aéreo. Mirando hacia el futuro, la COP29 se llevará a cabo en Bakú, Azerbaiyán, con una previsión de asistencia significativamente menor, entre 40.000 y 50.000 delegados.

Una investigación liderada por Stefan Gössling de la Universidad Linnaeus en Suecia ha analizado más de 18 millones de vuelos privados y 25.993 aviones, revelando que en 2023, estos vuelos emitieron alrededor de 15,6 millones de toneladas de CO2, equivalentes a aproximadamente el 1,8% de todas las emisiones de la aviación comercial ese año. Un ejemplo impactante es el Falcon 900B utilizado por el presidente Pedro Sánchez, que consume aproximadamente 1.300 litros de combustible por hora, lo que se traduce en dos toneladas de CO2.

Lo más preocupante es que casi la mitad de estos vuelos cubrieron distancias menores a 500 kilómetros, y una gran mayoría de ellos se realizaron durante los fines de semana, un indicativo de un uso más recreativo que laboral.

Victor Resco de Dios, profesor de Ingeniería Forestal y Cambio Global en la Universidad de Lleida, subraya que el 10% más rico de la población es responsable del 50% de las emisiones, sugiriendo que una solución eficaz al cambio climático no reside solo en cambiar hábitos de la mayoría, sino en moderar el estilo de vida de este pequeño pero poderoso grupo ultraemisor. ¡El futuro del planeta podría depender de ellos!