Una semana después de la trágica gota fría que devastó el sur de Valencia, el Gobierno autonómico de Carlos Mazón ha solicitado la ayuda del buque científico Ramón Margalef, del Instituto Español de Oceanografía, para llevar a cabo la búsqueda de cuerpos en el mar Mediterráneo. Esta petición llega tras la catastrófica tormenta que ha dejado a su paso más de doscientos muertos y un número indefinido de desaparecidos. La situación es alarmante y las acciones de búsqueda se han intensificado.

El buque Ramón Margalef, que en estos momentos se encontraba realizando una campaña científica en Málaga, cuenta con el sofisticado robot submarino Liropus 2000, capaz de llegar a profundidades de 2.000 metros y equipado con tecnología avanzada que incluye seis tipos de cámaras y dos brazos manipuladores hidráulicos. Este equipo, adquirido por 1,5 millones de euros en 2010, es crucial para realizar una búsqueda efectiva en las profundidades del mar.

El día fatídico, el 29 de octubre, Turís, una localidad valenciana, rompió récords históricos de lluvia al registrar casi 180 litros de agua por metro cuadrado en solo una hora. Este fenómeno desbordó ríos y causó corrimientos de tierra, arrastrando a varios vecinos durante kilómetros. A pesar de la gravedad de la situación, las autoridades han mantenido un hermetismo sobre la cifra exacta de desaparecidos, lo que ha generado gran preocupación en la población. El ministro de Fomento, Óscar Puente, ha indicado que hay un número estimado de desaparecidos, pero su precisión es incierta.

La búsqueda continúa, y la Guardia Civil rescató este lunes tres cuerpos en el Parque Natural de la Albufera de Valencia, lo que subraya la urgencia de la situación. Inés Galindo, coordinadora de emergencias del CSIC, ha manifestado que el organismo está compuesto por expertos listos para ayudar en la localización de personas desaparecidas si es necesario. Equipos de investigación, como el encabezado por el geólogo Andrés Díez Herrero, han participado previamente en emergencias similares, demostrando su valía en la localización de víctimas en situaciones críticas.

Galindo también ha enfatizado que pueden haber más cuerpos en el mar debido al desplazamiento de sedimentos y otros materiales por las corrientes. El Instituto Español de Oceanografía está llevando a cabo estudios sobre cómo las corrientes marinas podrían haber afectado la dispersión de víctimas, lo que podría ser clave para encontrar a los desaparecidos.

El CSIC, bajo el Ministerio de Ciencia, también colabora con el Ministerio del Interior en el análisis de imágenes satelitales, lo que ha permitido calcular que la dana ha inundado aproximadamente 67 kilómetros cuadrados en la zona de Valencia. Esta devastación ha conmocionado a la comunidad, y ahora más que nunca, la coordinación entre instituciones es vital para llevar a cabo las labores de búsqueda y rescate de los afectados por esta tragedia natural.