Menos de un año atrás, Stellantis, el gigante automotriz liderado por Carlos Tavares, estableció un acuerdo estratégico con Leapmotor, una prometedora empresa china de coches eléctricos. Este pacto generó grandes expectativas, a pesar de las críticas constantes de Stellantis hacia los vehículos eléctricos procedentes de China y su decisión de cesar operaciones en el país.

El acuerdo tenía como objetivo que Leapmotor desarrollara y produjera vehículos eléctricos en China, mientras que Stellantis se encargaba de llevar estos modelos al mercado internacional, utilizando su red de concesionarios, logrando así minimizar inversiones y riesgos. Sin embargo, esta estrategia maestra se enfrenta ahora a serios obstáculos debido a los aranceles impuestos por la Unión Europea sobre la importación de coches chinos.

Stellantis había planeado vender coches eléctricos de Leapmotor en el territorio europeo, considerando la alternativa de asumir los aranceles o fabricar en Europa para eludir dichos costos. La segunda opción parecía la opción más viable, especialmente con la presión de las nuevas normativas de emisión que obligarían a los fabricantes a reducir la producción de vehículos de combustión interna. Esto podría resultar en despidos y ajustes laborales significativos, afectando especialmente a los modelos más pequeños que tienen márgenes de ganancia reducidos.

Para hacer frente a estos desafíos, Stellantis consideró la fabricación de vehículos eléctricos en Italia y Polonia. Sin embargo, las recientes tensiones con el gobierno chino, que ha presionado a sus marcas para frenar sus inversiones en Europa, podrían descarrilar esta estrategia. China ha presentado quejas formales en la OMC debido a los aranceles, argumentando que estas barreras deben aplicarse de manera equitativa a todos los fabricantes, lo cual pone a Tesla y a otros competidores en ventaja.

La situación ha complicado enormemente los planes de Stellantis. En Polonia, donde ya se están ensamblando algunos vehículos, el proceso se asemeja más a la simple unión de partes en lugar de una producción completa. Esto ha generado dudas sobre si simplemente ensamblar vehículos será suficiente para evitar los aranceles, a menos que se aumenten las inversiones de producción en el territorio europeo.

Recientemente, la planta en Polonia ha suspendido sus planes de producción, confirmando que solo el modelo Leapmotor T03 se fabricará, mientras que el resto de los vehículos eléctricos dependerán de futuras negociaciones entre la Unión Europea y China. La Agencia Polaca de Inversiones y Comercio ha recibido confirmación del freno en las inversiones de Leapmotor, lo que refleja el impacto negativo de las decisiones políticas.

La crisis plantea interrogantes sobre el futuro de Stellantis en el mercado europeo y su estrategia frente a la competencia feroz de los fabricantes de coches eléctricos. La saga entre Stellantis, Leapmotor y los aranceles aún está lejos de resolverse, y los próximos pasos serán críticos en la redefinición del paisaje automotriz en Europa.