Alejandro Gómez, quien se consagró campeón del mundo con la selección argentina en 2022, ha compartido detalles conmovedores sobre su experiencia después de recibir una sanción de dos años por dopaje. En una entrevista reciente, el Papu destacó la solidaridad de Lionel Scaloni, el técnico de la Albiceleste, quien se mantuvo en contacto cercano durante todo su proceso de crisis.

"Scaloni me llamaba cada dos o tres meses, siempre preocupado por mi bienestar. Si bien no podía hacer mucho por la situación, su apoyo fue invaluable. Es una de las pocas personas que estuvo muy pendiente en esos momentos difíciles", recordó Gómez durante su charla con Relevo.

La sanción de Gómez fue resultado del consumo de un jarabe para la tos que contenía terbutalina, un agente prohibido. Esta noticia llegó justo antes de la crucial final del Mundial en Qatar, donde se preparaba para enfrentar a Francia. Inesperadamente, recibió la notificación por correo electrónico en medio de la preparación para el partido más importante de su carrera. Decidió no informar al resto del equipo, sintiendo que sería egoísta distraer a todos en un momento tan crucial.

"Recibir esa notificación fue devastador. No hay nada peor para un deportista que un caso de dopaje. Me encontré abriendo el correo y descubriendo que era positivo. En ese momento, no entendía nada. Así que corrí a preguntarle a mi mujer sobre el jarabe que utilizó nuestro hijo. Me di cuenta de que lo había tomado sin malicia, y eso fue verdaderamente angustiante", narró.

Después de un largo periodo de silencio, el Papu decidió abordar el tema previamente en una conversación con el periodista Juan Pablo Varsky y ha regresado a tocar el asunto ahora, diez meses después del Mundial. "No quería desviar la atención del equipo durante el torneo. Después de todo, era el partido más importante de nuestras carreras. Más tarde, sí informé al técnico y a algunos compañeros más cercanos", explicó.

Gómez reveló que, a pesar de la euforia por haber ganado el título, convivió con la ansiedad de no saber qué sucedería con su carrera futbolística. "Tenía miedo de recibir la notificación de suspensión en cualquier momento. Todos los días me despertaba con esa inquietud. Era un dolor interno muy fuerte. Apenas dormía por la ansiedad", confesó.

A punto de cumplir 37 años en febrero de 2025, el Papu mantiene el ferviente deseo de volver a jugar y retirarse sobre el campo. Aunque la sanción se extiende hasta octubre de 2024, él continúa con esperanzas al observar casos recientes de deportistas que han logrado reducir sus penalizaciones. La saga del Papu Gómez pone de manifiesto que, a pesar de los escollos, el deseo de regresar al deporte sigue encendido.