En un análisis provocador, John Müller desafía la narrativa predominante que asocia la reciente tragedia en Valencia con el cambio climático. Según Müller, es fundamental mirar más allá de la superficialidad del clima y comprender que los problemas subyacentes del urbanismo son los verdaderos culpables.

A menudo, la prensa y muchos expertos ponen la culpa del desastre en el cambio climático, alegando que estos eventos se volverán más frecuentes y devastadores en el futuro. Sin embargo, Müller argumenta que esta visión es simplista y peligrosa. La urbanización desmedida, la falta de planificación adecuada y el deterioro de las infraestructuras son factores críticos que han contribuido a la vulnerabilidad de las ciudades frente a desastres naturales.

Valencia es un claro ejemplo de cómo el crecimiento urbano mal gestionado puede llevar a consecuencias catastróficas. Las áreas construidas sobre zonas inundables, la impermeabilización del suelo y la falta de zonas verdes son solo algunas de las decisiones urbanísticas erróneas que han dejado a la ciudad a merced de fenómenos meteorológicos extremos.

Müller subraya que no debemos caer en el error de seguir culpando al clima sin hacer una revisión crítica de nuestras prácticas urbanas. Es un llamado a la acción para repensar cómo diseñamos nuestras ciudades y priorizar una planificación que incorpore la resiliencia al cambio climático. Si continuamos ignorando la relación entre el urbanismo y la tragedia ambiental, enfrentaremos más catástrofes en el futuro.

Así que la próxima vez que leas sobre un desastre natural, pregúntate: ¿realmente es solo el clima o hay algo más profundo en juego? ¡Es tiempo de replantear nuestra estrategia urbanística!