Recientemente, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) anunció un acuerdo histórico que establecerá las fechas de la nueva Selectividad en todo el país. Así, los estudiantes podrán prepararse para las Pruebas de Acceso a la Universidad en las mismas fechas: 3, 4 y 5 de junio de 2025. Esta decisión, muy esperada y reclamada por el Partido Popular, busca darles a los alumnos la igualdad de oportunidades que requieren en este crucial momento de sus vidas.

Después de una reunión clave en Bilbao, tanto universidades públicas como privadas finalmente han consensuado la estandarización de la prueba de acceso, un objetivo que se había planteado durante años, pero que sólo había logrado pequeñas mejoras, como celebrarse en la misma semana. Esto es un gran paso porque permitirá que los alumnos de diferentes comunidades autónomas tengan las mismas condiciones y tiempos para prepararse.

Un dato interesante es que esta selectividad también se aplicará a los estudiantes extranjeros no comunitarios, aunque la CRUE ha solicitado un retraso en la aplicación para estos alumnos, requerimiento que aún está pendiente de la aprobación del Real Decreto correspondiente.

Además, el jueves pasado se reveló la creación de un observatorio por materia de examen. Cada uno de estos será administrado por un profesional que revisará los enunciados para asegurar que todos cumplan con la misma estructura. Esto es crucial para evitar grandes disparidades entre los exámenes de distintas comunidades, promoviendo así la justicia y la equidad en la evaluación.

En cuanto al formato del examen, se espera que para el 15 de octubre se dé a conocer una referencia definitiva que los docentes podrán utilizar para preparar a sus alumnos. Entre las novedades, se eliminará el conocido “modelo covid”, pero no se volverá al sistema anterior a 2020.

La selectividad 2025 no solo cambiará su nombre de Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) a Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), sino que introducirá nuevas medidas significativas. Por ejemplo, las faltas de ortografía impactarán en la calificación, reduciendo la nota final en un 10%. Además, los estudiantes tendrán 90 minutos para cada examen, con descansos de 30 minutos entre ellos, manteniendo el formato de tipo test. Se están estableciendo criterios de corrección únicos que garantizarán que todos los exámenes sean evaluados bajo las mismas condiciones básicas.

Este cambio podría redefinir el acceso a las universidades españolas, convirtiéndose en un tema de gran relevancia a medida que se acercan las fechas. Todos los estudiantes deberán prepararse para una prueba que promete ser más equitativa y rigurosa, y que podría determinar su futuro académico y profesional.