La Fiscalía del condado de Los Ángeles ha dejado a todos boquiabiertos tras solicitar este jueves la reapertura del polémico caso de los hermanos Lyle y Erik Menéndez, quienes han estado cumpliendo cadena perpetua desde 1996 por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez. Sin embargo, el desenlace final de esta petición dependerá de un juez.

George Gascón, el fiscal del distrito, indicó en una conferencia de prensa abarrotada que, tras una exhaustiva revisión de todos los argumentos presentados, llegó a la conclusión de que hay justificación legal para reconsiderar el caso y que se podría emitir una nueva sentencia. Gascón planea recomendar el viernes a un tribunal que se elimine la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, sugiriendo en su lugar que los hermanos sean condenados por asesinato con la posibilidad de una nueva evaluación en el futuro.

Esta decisión podría abrir la puerta a la liberación de Lyle y Erik, quienes actualmente cumplen su condena en una prisión cercana a San Diego. A pesar de que la recomendación del fiscal tiene peso, será decisiva la conclusión de un juez, quien fuera de los medios de comunicación tendrá que evaluar la vista del caso programada para la última semana de noviembre.

"Considero que los hermanos han pagado su deuda con la sociedad", afirmó Gascón, generando un extenso debate sobre justicia y redención.

Los hermanos Menéndez, que ahora tienen 56 y 53 años, fueron condenados luego de dos juicios cargados de drama y atención mediática, que conmovieron a Estados Unidos debido a su estatus de ricos herederos de la industria del entretenimiento. En un brutal crimen, José Menéndez fue asesinado con un disparo en la cabeza y Kitty Menéndez recibió 15 disparos en su residencia de Beverly Hills. En ese momento, Lyle tenía 21 años y Erik 18.

El reciente lanzamiento de la serie 'Monstruos' en Netflix ha reavivado el interés por el caso, y durante más de un año, los abogados defensores han estado en negociaciones con la Fiscalía sobre la posible anulación de la sentencia o la solicitud de un nuevo juicio. Aducen la aparición de nuevas evidencias que respaldan la alegación de que los hermanos sufrieron abuso sexual constante durante su infancia.

Durante su primer juicio, emitido en televisión, los hermanos afirmaron ser víctimas de maltrato sexual por parte de sus padres durante años y argumentaron que sus acciones fueron en defensa propia, recordando que su padre los amenazó con la muerte si revelaban el abuso. A pesar de estos testimonios desgarradores, los fiscales sostuvieron que los hermanos estaban motivados por el interés de apropiarse del multimillonario patrimonio familiar.

Finalmente, en un segundo juicio no televisado, un jurado les declaró culpables, aunque optaron por no aplicar la pena de muerte, eligiendo en cambio una sentencia de cadena perpetua. La repercusión mediática del caso sigue presente, y la lucha por la justicia continúa mientras los hermanos esperan una nueva oportunidad de redención y verdad.